jueves, 4 de febrero de 2010

Refrito de casquería




En el pasado festival de televisión de Vitoria se organizó un interesante debate moderado por Antxon Urrusolo sobre la telerealidad en España. Junto a Ignacio Amestoy acudieron de invitados el ex director de los 6 o 7 primeros G.H (Roberto Ontiveros) y un tal David (finalista de GH 5, el año de Aída y de Fresita).

Aunque la charla fue como juntar a Platón con Jose Luis Moreno y uno de sus muñecos, aproveché el encuentro con el ex concursante para irnos de farra (que ahí sí tiene más tirón). Me contó entre otras cosas que su "gran idea" sería la de juntar en una misma casa a exconcursantes de GH y que él soñaba con volver a encerrarse.

Telecinco estrenó ayer esta idea de la caverna, no con él, sino con las fieras menos domesticadas de otras ediciones. Los concursantes que más gritaron, que más se pelearon, que más se odiaron, han vuelto a aceptar la invitación del encierro para "saldar cuentas pendientes", dicen desde la casa.

Más bien, las cuentas pendientes de su banco. Porque es por dinero por lo que todos han decidido volver a pasar ese funesto mal trago de convivencia con otros que ni soportan.

"Asistimos a un formato novedoso, estamos reinventando la vida en directo", repetía una cuentista Mercedes Milá a la que sólo le faltó decir que las portadas de Interviú son esas estampitas del Opus que compran los papis para meditar en la soledad del hogar.

Si el formato funciona, y parece ser que sí, nos encontramos ante una cadena de relaciones (concursante/famoso/anónimo/concursante) que vuelve a ponerse en bucle a capricho de los directivos menos decididos a arriesgar. Y que están matando a la profesión y, a la larga, inmolándose también a ellos mismos.

Ahora, por ejemplo, volverán a tener sentido mediático las repeticiones de A tu lado, El Tomate, o Crónicas Marcianas, donde los de la casa se dejaron uñas y babas. Mientras, otras series de ficción son paralizadas a varios capítulos grabados puesto que los directivos no confían en el enganche que puedan obtener con un público, cada vez menos acostumbrado a pensar. Me temo casi, incapaz de hacerlo.

'GH: El Reencuentro' está friendo la misma casquería fina en un aceite reusado trescientas veces. Ideal para acabar de provocar el cancer cerebral a los espectadores que todavía disfrutan con la fritanga más deleznable de la tele.

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