viernes, 16 de octubre de 2009

¡Pa-ta-ta!




¡Cuánto daño ha hecho Gran Hermano a la sociedad de la información! La deformación, pensar que lo que graba una cámara, es lo único que forma parte de la realidad, es llevada hasta el extremo en este curisoso vídeo al estilo Homo Zapping:



Ahora que se ha abierto el debate de si es lícito poner miles de camaras por las calles para obtener más seguridad, cabe preguntarse si uno no es ya participante, sin quererlo, de un continuo reality show.

Cual Truman por su barrio, nuestras relaciones sociales se enturbian con flashes, mp4, vídeos de un minuto y demás artilugios que sirven para inmortalizar lo, casi siempre, muerto.

Muchas veces, como sucede en el programa de televisión que presenta la Milá, no hay nada interesante que grabar, ni que mostrar después. Pero la gente piensa que tiene el poder por el hecho de hacer presente el pasado. Por eso grabamos vídeos y hacemos fotos de momentos sin vida, porque la vida, que también está en el recuerdo, no puede ser pensada para capturarse. Las fotos más interesantes, por ejemplo, las que reflejan más verdad, se toman cuando no hay aviso de por medio.

Por ello, el cementerio de Gran Hermano podrá cumplir otras once ediciones más si quieren, porque sin vida es muy facil que el tiempo pase sobre las cosas. Y Gran Hermano, concebido como un programa para capturar la vida (la vida en directo), nació muerto per se.

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