viernes, 14 de agosto de 2009

Pervertidos




Recuerdo que cuando publiqué en el diario 20Minutos la noticia sobre el Gran Hermano infantil americano se armó un gran revuelo. Los comentaristas se echaban el teclado a la cabeza y se preguntaban cuánto tardaríamos en copiarlo; Por su parte, algunos de los supervisores del diario me hicieron cambiar la noticia hasta tres veces porque: "resultaba demasiado ética y opinativa". Vamos, que yo como redactor debía limitarme a decir que el Gran Hermano infantil ya era una realidad. Algo así como decir: ¡Por fin!

Me sentí en aquel entonces como un reportero de guerra al que su medio le estaba obligando a quitar de su crónica las palabras: "masacre", "injusta", "inhumana", "lamentable", o "infierno".

Pues efectivamente: Dos años después de aquella controvertida noticia sobre el Gran Hermano Infantil americano, el reality llega a España. Y cómo no, de la mano de Telecinco. Los periódicos, gracias a mis compañeros "los objetivos redactores", se limitarán a ofrecer "la buena nueva" y a conseguir visitas. Es lo que buscan con los titulares, ahí sí vale el enfoque.

Algunos- espero-, en un intento de moralizar (sin que se note) recordarán en un despiece (como yo conseguí hacerlo) que TVE prescindió del Operación Triunfo para niños (EuroJunior) porque, entre otras cosas, "adultarizaba a los pequeños". Me viene a la mente uno de los últimos temas debatidos en los cursos del Escorial hace unos días.

Algunos de mis compañeros críticos de televisión, entre ellos José Javier Esparza, justificaban la portada de Rosa López en todos los diarios nacionales el día que se proclamó ganadora de la primera edición de OT. El tema creó división de opiniones en el aula y yo recordé como "no hubo ni una sóla noticia, crónica o columna de opinión ese día que fuera contra los valores que trasmitía Operación Triunfo".

Para mí, aquellas portadas en la prensa sobre OT, resultaron un claro ejemplo de Interés Económico por vender ejemplares; Si hubiese sido Interés Social (IS, como decía Esparza) alguien debería haber dicho, por el bien de la sociedad, que OT fomentaba la competitividad, el triunfo sin esfuerzo, la fama televisiva en tres meses y, en suma, unos valores dañinos para la juventud y muy beneficiosos para la industria.

También se puso como ejemplo, en otro momento del curso sobre Crítica de la televisión, al programa Mira quién baila. Los críticos allí presentes lo defendían como un programa blanco, amable y familiar. Nadie se atrevió a decir o cayó en pensar que acercar las ONGs al telespectador como lo hace el programa de Gestmusic, vía Televoto y, como en la película Plácido, "regalando por caridad", es cuanto menos obsceno.

Ni siquiera dan un tiempo ni invierten unos euros en mostrar imágenes de la labor de las ONGs a las que "regalan" unos miserables euros a costa de los millonarios cachés de la nietísima de Franco o de la humanísima Anita Obregón.

Este es sin duda el presente de la televisión en España: Eliminar por completo nuestra capacidad crítica para evitar fijarnos en el fondo del asunto, en el tratamiento de los temas que se tocan, y ahora también en colarnos que un Gran Hermano Infantil divertirá tanto a los niños como a los adultos. Perversa televisión para pervertidos espectadores y profesionales.

Pero no se preocupen. Ustedes, telespectadores, no estarán solos. La televisión seguirá siendo buena y los acompañará siempre. Tras el estreno del reality, llegarán los programas de llamadas y cada vez más gente tan amigable y divertida como usted, vacía, sóla y sin poder pensar ya en nada, llamará para intentar llevarse "el premio". Este es, en mi opinión, el futuro de la televisión en España y en cualquier país DES-ARROLLADO.

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