lunes, 11 de mayo de 2009

Saber dimitir




Nos hemos librado de la sonrisa de Manuel Torreiglesias, que no era una sonrisa, sino una mueca. Y de las desagradables. Hay personas que no son trigo limpio pero lo camuflan físicamente. Torreiglesias era incapaz de hacerlo y desprendía falsedad y engañifa en su programa-teletienda Saber Vivir.

La carrera de Torreiglesias, que debería haberse adelantado a sus superiores con una dimisión, fue bastante errática. Él quería ser profesor y acabó enchufado en RTVE. Hizo concursos, debates y programas ecológicos hasta encontrar el gran filón: la salud.

Como otros pícaros mediáticos que lo han precedido (recuerden a Sánchez Ocaña), no importaba no estar titulado para pontificar en la cosa de la salud. Y lo que es peor: en un medio público.

Diplomado en Magisterio y en Filosofía, no en medicina, Torreiglesias publicó seis libros relacionados con el mundo la nutrición y la salud: Mayores con salud (1999), Comida Sana (2000), Para ir como un reloj: Adiós al estreñimiento (2003), Gran Guía de la salud (2004), Para salir de dudas (2005) y Fibromialgia: Cuando el dolor se convierte en enfermedad (2005). Y estos títulos sólo fueron una porción de su gran negocio.

Ahora se le acusa de incumplir normas básicas de TVE relativas a la inserción de espacios de publicidad en sus programas. Es obligatorio, explica RTVE, “comunicar cualquier emisión de un espacio promocional o publicitario dentro de la emisión de un programa” y esto no ha ocurrido siempre en Saber vivir.

En cristiano, y para que lo entienda la audiencia del programa (mujeres mayores de 60 años y de clase media/baja): se le acusa de hablar de un producto médico con todos los detalles sin que en ningún momento se leyese el letrero de "publicidad".

En tiempos en los que se confunde información con publicidad, en los que con la excusa de un reportaje nos filtran productos de todo tipo, resulta reconfortante que TVE (que en breve dejará de tener publicidad en beneficio de las privadas) despida a su estrellada estrella matinal. Con recetas de este tipo, la televisión publica va camino de convertirse en lo saneada y saludable que esperabamos todos.

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