miércoles, 22 de abril de 2009

El disputado voto del Sr. Cayo




La duodécima edición de Tengo una pregunta para usted fue más animada que las anteriores, quizás la más viva y espontánea. Políticos nerviosos, cercanos y, por fin, hablando de ellos, de sus gustos, de su familia y de sus intimidades. Algunas, hasta ayer, intocables.

Los políticos de tercera fila, las fuerzas decisivas (sigue faltando Rosa Diez), hartos de la gestión pasiva que Gobierno y Oposición ejercitan en el peor momento de la historia de la democracia de nuestro país, ladraron y soltaron ideas y planes muy ajustados a las necesidades del SOS actual.

A destacar, amen de los alegatos antitaurinos del representante de ERC, la intervención de Cayo, el dirigente de IU: No a Bolonia, Sí a la República, Sí al reparto de riquezas, Sí a un plan anticrisis, ya presentado por su grupo, que pone el ojo en trabajadores y no en las empresas.

Algo más nervioso que el resto: ("Estoy una jartá de nervioso", contestaba Cayo a un ciudadano que le notó el tembleque) respondió criticando la ley electoral y sorteó las cuestiones menos interesantes, recomendando no acudir de momento a una huelga electoral.

Cayo perdió la virginidad hablando de él mismo y de su familia: Una hija suya, economista tiene un trabajo basura, y otra, estudiando la licenciatura de historia, está encerrada en la Complutense protestando contra Bolonia. ¡Con lo que costó a Rajoy reconocer que si su hijo fuera gay asumiría su matrimonio!

Por su parte, Duran i Lleida (CIU), tras manifestar no apoyar ni a Rajoy ni a ZP, y preguntado por ello, contó cómo el cáncer marcó un antes y un después en su carrera política: "Mi vida ha cambiado, busco más refugio en la familia". Y consiguió aplausos, algo poco habitual en este formato.

Relajado y cómodo, Lleida también bromeó con su tipín: "con esta percha tengo facilidad para ponerme los trajes que sean".

En suma, cuarenta preguntas hicieron de esta doce edición de Tengo una pregunta para usted la más cercana y amena. Como siempre, el éxito fue obra de los invitados, menos preparados por su Gabinete de Imagen y más implicados con el ciudadano. Necesitan más el voto que los grandes. Se nota.

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