La mayoría de los currelos del programa de turno se han formado en prestigiosas escuelas de cine y comunicación y están hasta los mismísimos de hacer telebasura.
Lo reconocen fuera de antena. “Estamos prostituyéndonos”, me confiesa uno de ellos (de los que doblan mi sueldo).
Puta basura la que la tele sirve a su audiencia. Eso sí… editada y trabajada por mentes ágiles. Desafortunadamente para su coherencia, también muy despiertas.
Tengo la suerte de trabajar en prensa y poder llevar un blog personal y de vez en cuando algo creativo.
Pero ¿qué les pasa a los cientos de compañeros que están obligados a hacer guiones tan malos como rosquillas del Prica?
“Ahora toca llanto, ahora cae en la droga, ahora que se suicide, y ahora el cura protagonista sale del armario y confiesa una violación al monaguillo”.Así, bajo estas premisas, trabajan muchos guionistas formados, imaginativos, válidos y posibles creadores de grandes historias.
No importa de donde vengas: La tele la dirige Don Share. Ya no vale hacer al espectador pensar en los motivos del protagonista para actuar de una manera u otra. Hay que suicidar al personaje antes de que tus jefes te suiciden.
Así denominan algunos guionistas a la empresa audiovisual donde trabajan: GloboMIERDA.
Sobre algunos profesionales también corren chistes internos por los pasillos de las cadenas…
Algunos que trabajaron para ella, echan pestes sobre su persona: Malhumorada, prepotente y soberbia.
Ahora, cuando un rostro popular precedido de éxito cambia de cadena y fracasa, la gente de la tele le pone un nombre: “Síndrome María Teresa Campos”.
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