martes, 21 de noviembre de 2006

De la azotea al cielo

Wyoming, actor de cine, cantante, compositor, showman y animador como pocos de la gala de los Goya es conocido sobre todo por su faceta de presentador. En programas más cuidados (El peor programa de la semana) o más dejados (La azotea), con mejor o peor suerte, Wyoming siempre ha demostrado ser un animal de tele.

Aunque ya comentara a LA TELE DE CRISTAL, “la cultura ya está bastante destrozada”, siempre hay un hueco para que la tele pueda hacer algo que se aleje de la basura tonta y aburrida.

Los programadores de La Sexta han acertado al programar ‘El Intermedio’ también en el late night. Desde sus inicios he creído que su programa en La Sexta estaba bastante currado como para pasar desapercibido en horario de tarde y también he pensado siempre que el maestro Wyoming podría hacerle más que sombra al pasado de Buenafuente.

Cuando lo intentó en TVE con La azotea me decepcionó. Wyoming se confió y trabajó como aquel que queda con sus coleguitas, le da al record a su cámara de vídeo y cree que el experimento puede interesarle al resto de la gente. La Azotea aburría a las vacas locas.

El Intermedio cuenta con una realización impecable. Wyoming, o su personaje ególatra y astuto, consigue unas entrevistas divertidas que no caen en el peloteo (como en muchas ocasiones se deja llevar Eva Hache), las secciones de su programa son frescas y dinámicas.

Pegados a la actualidad, a las nuevas tecnologías, los blogs y las páginas webs suelen ser un referente, analizan la actualidad de los medios desde un punto de vista divertido y crítico. Por todos es sabido la línea progre que el presentador ha llevado durante toda su carrera y una vez más las bromas le caen más duras al PP que al partido del gobierno.

Las agradables compañeras de Wyoming, aunque sólo sea esa cómica Yolanda Ramos (Video del millón de euros), muestran química con él y con el público. Y ese falso público es uno de los pocos fallos que se le pueden sacar al programa.

Sobran las risas enlatadas y los aplausos ficticios. Al espectador hay que respetarlo y no plagiarlo tan bastamente. Las ovaciones de bote no hacen a las gracias del guionista exitosas, sino pretenciosas y menos auténticas. ¿Para cuando los abucheos o los insultos enlatados? El Intermedio no necesita de ese aroma a sitcom americana. Vale mucho más que eso.

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