“Tú estás ahí por el sueldo y tu debate no es imparcial”, “reconoce que trabajas para el Gobierno”…
Alrededor de la 13:45 entró la llamada de un telespectador en la mesa política que García Campoy conduce en Cuatro.
El acalorado paisano empezó saludando de malos modos y atacó fuerte: ¡Ya está bien que su programa no deje hablar a los que estamos en contra del proceso!
La cara de sorpresa se le empezó a notar a Campoy pero la cosa fue a más y la periodista tuvo que defender muchos aspectos de su carrera hasta llegar a despedirse...
Cuando un programa de televisión permite que el público se acerque a ser escuchado, la escaleta puede desmoronarse y los invitados y la audiencia quedan sujetos por las pinzas de la improvisación. Uno agradece esos contados segundos auténticos que da la televisión donde no todo está pensado, pero uno también se queda un tanto angustiado cuando la situación se vuelve más pesada que incómoda.
Así le pasó este miércoles a García Campoy en su programa. Un tal Francisco comenzó a reprocharle que había llamado muchas veces al programa y que nunca le habían pasado a antena. Y aseveró que era porque su discurso no seguía la línea política de la cadena. Campoy le aseguró que sería por la acumulación de otras llamadas, ya que su espacio da cabida a todas las opiniones y prueba de ello era que en ese momento podría decir lo que quisiera.
Tras la coherente explicación de una correcta Concha, el enarbolado espectador bien podría haber dado esa parrafada que, según él, ansiaba soltar. Sin embargo, prefirió seguir atacando a la periodista:
[Equipo de las mañanas de Cuatro] -“No. No. Eso no me vale. Ya estoy harto de tanta manipulación. En su debate no hay nada de imparcialidad. Y usted está ahí por el sueldo”.
-“Eso no se lo permito. Todos los que trabajamos aquí cobramos nuestro sueldo, pero este debate es plural y prueba de ello es nuestra invitada del PP.”
-“Usted trabaja para la cadena del Gobierno y le obligan a seguir su línea ¿es así o no?
-“Bueno, discúlpeme, pero esa es su opinión. Le aseguro que he trabajado en muchos medios de comunicación. Y yo siempre he mantenido una coherencia. No pienso cambiar de opinión sobre las cosas más importantes”.
Campoy lidió como pudo la llamada del oyente que cada vez se crispaba más, hasta que el tiempo se les echó encima:
-“¡Le digo que sea más plural!”
-“Bueno, lo tenemos que dejar, caballero”.
-“Ah, ya hay que cortar… ¿no?
- “Oiga, es que estamos en televisión y se nos echa el tiempo encima.”
El empecinado de Francisco, quizá alumno aventajado de Losantos, acabó esfumándose sin ser despedido.
Campoy dirige su programa con llamativa profesionalidad y lo demostró una vez más con este incómodo oyente.
No podemos negar que Cuatro no esté absorbida por la burbuja socialista, pero la mesa política de Concha dista mucho de la de Curry Valenzuela en Telemadrid, por ejemplo.
A la misma hora en el canal de Espe, el debate de opiniones heterogéneas se sustituye por una charla entre amigos, con continuos y, mayormente gratuitos, ataques a Zapatero.
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