Son muchos los titulares que el programa de TVE vierte a los periódicos en cada una de sus sesiones, pero ¿por qué ha bajado tanto en espectadores esta temporada?
Analizamos las claves del desastre 59 segundos:
1)La incorporación de Ana Pastor
Mamen Mendizábal tenía carisma, carácter y algo de mala leche que siempre viene bien para lidiar con pesos pesados de los medios de comunicación. La presentadora se enfrentaba con el público cuando éste trataba de frenar algunos segundos a los debatientes con sus aplausos u abucheos. Mamen pasó a La Sexta y se encargó de llevarse a parte de la audiencia en su despedida: “Nos vemos en la tele anunció ambiguamente”.
2)Sin rastro del PP:
Los populares decidieron abandonar el espacio a las pocas semanas del estreno. Una de las razones que argumentaron era la latente manipulación que impregnaba el programa, según ellos, desde el enfoque de los temas al desnivel ideológico de los colaboradores. Esta temporada y aunque el PP sigue siendo invitado a participar en cada programa, tampoco acuden al debate.
3)Misma gente: mismo discurso:
El estrecho número de colaboradores que abundan por los platós de televisión se intercala por diversas cadenas pero manteniendo siempre el mismo discurso. No es difícil encontrar a Sopena, Sáenz Díaz, Aguilar, Zarzalejos… un mismo día por programas como ‘La mirada crítica’ de Telecinco, ‘Los desayunos’ de TVE o ‘El debate’ de Telemadrid…).
¿A quién le interesa trasnochar para escuchar el mismo speech que ya se ha dicho durante el día en diversos medios?
4)El horario:
El anuncio de intenciones en esta temporada prometía emitir el espacio antes de las 23:00 horas. Pero en televisión no basta con prometer. Hay que cumplir. La audiencia se ha cansado de perseguir al programa por la parrilla y cada vez se ha ido retrasando más. Su última entrega comenzó el miércoles pasado después de la 1:00 de la madrugada y cosechó una audiencia de 13.9% de share y 521.000 de espectadores.
[Ana Pastor] 5)¿Cansados de política en televisión?
Tras la llegada del PSOE al poder hace dos años, los programas de tertulia política han aumentado considerablemente. Aunque los contenidos del corazón y los talk shows siguen sumando hora en las teles, son muchos los espacios que destinan parte de su horario a analizar cómo va el país. En TVE no había ni un solo debate político mientras el PP estuvo en el poder y, hoy por hoy, el análisis al estado de la nación ha inundado las parrillas.
¿Saturación por tanto contenido analítico?, ¿empacho tras ver a los periodistas de siempre?
El espectador interesado es seducido por las acaloradas opiniones que se debaten eufóricamente en los platós, pero descubre al día siguiente que la situación en el país cambia muy poco. Prácticamente en nada. Uno se desilusiona y le queda la sensación de haber tirado el tiempo. ¿Para qué darles más oportunidades a los sacacuartos de 59 segundos?
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