viernes, 7 de junio de 2019

Ángel Gómez de Ágreda: “Tenemos los sentimientos hackeados”


El Coronel del Ejército del aire Ángel Gómez de Ágreda estrena libro este mes: Mundo Orwell, cuyo título lo dice todo. 

El militar se convierte en Munster de ELECTRODUENDE para hablarnos sobre el futuro que ya es cada vez más pasado, la seguridad virtual, las intenciones políticas, lo que hay detrás, la educación, la humanización del trabajo, la renta básica y muchos otros temas orwellianos.

ELECTROTITULARES:

"La diferenciación generacional va a ser cada vez mayor"

“Vivimos en un permanente estado de Guerra no declarada”

“Ahora todo se queda en los superficial y lo inmediato”



“Para nuestros hijos, nuestros padres están tan lejos en el tiempo como podían estarlo para nosotros nuestros antepasados del siglo XVIII”

“Tenemos una sociedad con un talento inmenso a la espera de iniciativas”.

¿La guerra ya es la paz?
Vivimos en un permanente estado de no-paz, sin que llegue a ser una guerra. Es una situación de competición estratégica continua entre países, corporaciones e individuos que, de forma simultánea, están también colaborando entre ellos en el día a día.
La no-paz, o guerra no declarada, es un fenómeno permanente como el que describe Orwell en 1984. Es una guerra que se libra en la gente. Nos hemos convertido en el campo de batalla de esa competición porque los datos y las ideas e ideologías son realmente el objetivo de la misma.

¿En qué medida un usuario normal puede sentir amenazada su libertad en un mundo hiperconectado?

Desgraciadamente, la estrategia que se sigue es demasiado sutil como para que, en la mayor parte de las ocasiones, el usuario se sienta amenazado. Sin embargo, el filtro que se establece respecto de la información que nos llega, la superficialidad con que la tratamos y la caducidad de su vigencia hacen que nuestra libertad quede muy condicionada por la falta de criterios fundados sobre los que elegir.
El ciudadano tiene hoy el mayor acceso a la información de toda la historia. Pero también una información más degradada e irrelevante.

Pese a que se dice que los robots sustituirán en 2025 más de la mitad de los empleos actuales, defiendes en MUNDOORWELL que se fomentará la creatividad y la inteligencia social por los que el mundo será mucho más humano.  ¿No hemos mecanizado ya las relaciones personales?
Más que mecanizar las relaciones personales, estamos dando un excesivo protagonismo al medio a través del cual las mantenemos. Creo que el verdadero reto que tenemos por delante es saber utilizar las herramientas como lo que son y no a intentar mimetizarnos con ellas.
Las máquinas van a asumir la mitad de las tareas, no de los empleos. Lo más probable es que sigamos siendo los humanos los que hagamos los trabajos, pero con un apoyo creciente de las máquinas. Esto, efectivamente, representa una oportunidad para que podamos centrarnos en aquellas tareas en las que tenemos ventaja sobre las máquinas: las creativas, empáticas, innovadoras…


Juan Torres nos defendía la Renta Básica en este Munster sobre su libro y tú también lo haces cuando hablas de esta liberalización productiva que traerán las máquinas, ¿crees que las políticas de los gobiernos van a la par de esta inminente realidad?
En primer lugar, creo que no es una realidad inminente. Está habiendo ya experimentos en este sentido de proporcionar a todos los ciudadanos una renta básica que le permita subsistir, incluso si decidiese no trabajar y proporcionarse otros ingresos. No obstante, el problema que tienen es que su alcance es muy limitado tanto en el tiempo como en la población que abarcan.
Para que se pueda hacer realidad esta política lo primero que necesitamos es que las máquinas puedan asumir una parte importante de la tarea productiva. No estamos todavía en ese estadio y, por lo tanto, los experimentos están viciados de partida. A pesar de todo, aportan datos y conclusiones interesantes.

Resulta, por ejemplo, que no somos tan vagos como creemos y que tenemos una necesidad natural de aportar a la sociedad. Aparte de unos pocos elementos parásitos, la mayoría de la población se sumaría a esta iniciativa contribuyendo su esfuerzo para, a su vez, mejorar sus condiciones de vida.
La renta básica universal permite, bien planteada, hacer más humano el trabajo de las personas.

Pero también corremos el riesgo de convertirnos en autómatas mantenidos en la indiferencia y al servicio de grandes corporaciones.

¿Es posible vivir anónimamente hoy en día?
Es cada vez más difícil porque las sociedades tienden a dotarse de los instrumentos para captar tantos datos de los ciudadanos como sea posible para conocerles mejor y hacer más eficiente su labor. Eso, además, se une a un interés similar por parte de las corporaciones respecto de sus clientes -que no dejan de ser esos mismos ciudadanos. La persona individual queda sujeta a este escrutinio que “mejora su experiencia de cliente” y hace su vida más cómoda, pero a costa de su individualidad.

¿Tenemos los sentimientos hackeados?
Si utilizamos el término en forma metafórica, sí. El componente humano del ciberespacio también es accesible a través de los sentimientos, de los afectos. En ese sentido, somos muy vulnerables a la ingeniería social. El ego, especialmente, es una puerta trasera a nuestros sentimientos y afectos. Pensamos tanto más con el corazón cuanto menos tiempo tenemos para usar la cabeza. El ritmo acelerado de la vida contemporánea nos lleva, sin duda, a ser vulnerables a nuestra propia naturaleza sentimental.

La idea de que todo está en La Red y lo que prima es la manera de contarlo (todólogos), ¿estamos perdiendo la capacidad de recordar, de retener? ¿el fin de la memoria del ser humano?
Hemos cambiado el paradigma. De la sociedad de la información, en la que el acceso a los datos es lo importante, hemos pasado a la sociedad del conocimiento, en que lo relevante es la integración de esos datos -disponibles para todos en Internet. 

Ahora estamos en la sociedad de la atención. Las redes compiten por nuestra atención a corto plazo. Hemos perdido capacidad para mantener esa atención más allá de unos pocos segundos. 

La “memoria de pez” de la que hablamos se ha instalado en el discurso de manera que todo se queda en lo superficial y en el mensaje inmediato. No hay análisis.
Pero, cuidado, tampoco hay olvido. Nosotros podemos olvidar -y olvidamos- en apenas unos segundos para pasar al siguiente tema, pero las redes siguen actuando como un notario que deja registrado todo lo pasado. Como no podemos escondernos, hemos optado por correr, pero eso también tiene sus riesgos.

Kubrick nos hablaba en 2001 del vencimiento a la máquina Hall que, aunque es inteligente no siente, no conserva la capacidad de amar ¿en qué medida nos estamos convirtiendo en Hall?
Es un riesgo evidente. Cuando una sociedad empieza a plantearse otorgarle derechos a las máquinas inteligentes en un intento de liberarse a sí misma de responsabilidad estamos perdiendo nuestra humanidad. Vivir con máquinas no debe significar convertirse en una de ellas, sino todo lo contrario.

Los niños de hoy (nacidos en el mundo digital) y sus abuelos (ignorantes digitales) ¿tienen las mismas relaciones que antiguamente o son dos mundos incomunicables? ¿está la educación adaptada a la nueva era?

El crecimiento actual es exponencial, es decir, cada año que pasa es equivalente a cada vez más años de hace unas décadas. En realidad, la diferencia generacional entre abuelos y nietos actuales puede ser equivalente a la de siglos de hace unos años. Para nuestros hijos, nuestros padres están tan lejos en el tiempo como podían estarlo para nosotros nuestros antepasados del siglo XVIII.

De hecho, mis hijos veinteañeros sienten más lejos ya a generaciones unos pocos años menos que ellos de lo que me sienten a mí. La diferenciación generacional va a ser cada vez mayor.

La educación sigue anclada en un sistema productivo de la Revolución Industrial.

Los cambios recientes son insuficientes, pero también es cierto que reflejan el momento de cambio en el que estamos y las necesidades sociales que siguen vigentes como residuo industrial del pasado.

¿Cómo siendo coronel del ejército del Aire se cae de lleno a ser un experto en “las redes”?
Dos matices. No creo ser un experto ni creo haber caído de lleno. Cualquier Oficial de Estado Mayor tiene que asumir un conocimiento trasversal de todos los aspectos que puedan afectar a la Defensa. 

En mi caso, me he interesado más en los aspectos tecnológicos, pero también sociológicos. Me preocupa como persona y ciudadano, y me preocupa como militar. Por suerte, en España, las Fuerzas Armadas están en primera línea en estos aspectos.

Y tenemos una sociedad con un talento inmenso a la espera de iniativas.

ELECTROFAVORITOS:
Cine: El silencio de los corderos. La misión. Trilogía de El Padrino.
Libros: El último vino (Mary Renault). Diplomacia (Kissinger). Así se domina el mundo (Pedro Baños).
Teatro: Don Juan Tenorio. Y todas las del Siglo de Oro de Calderón y Lope.
Música: La banda sonora de El fantasma de la Ópera, La flauta mágica y la música de los 70 y 80 en general, con Mecano y Supertramp al frente.

2 comentarios:

Andrés_Lima dijo...

Acertadísimo. Y generoso en que le preocupe como persona y ciudadano, y le preocupe como militar.

Anónimo dijo...

Compro.