Pepe Viyuela, Sandra Ferrús, Concha Delgado, Susana Hernández, Elías González y Martxelo Rubio ponen voz a ‘El silencio de Elvis’, una obra redonda con
un lenguaje y unas situaciones que llevan de la risa al llanto, como la
vida misma, y a la vez, nos enfrenta a un drama social: la enfermedad mental.
Escrita
y dirigida por Sandra Ferrús, ‘El silencio de Elvis’ podrá verse del 30
de enero al 10 de marzo de 2019 en el Teatro Infanta Isabel.
Sandra Ferrús ha escrito una obra de terciopelo,
una obra tan sincera, tan límpida de sentimiento que te emociona sin
pretenderlo. No hay carga melodramática. Todo es trágico, tanto que a
veces te ríes. Te ríes a tu pesar, pues nada de lo que dice el texto
intenta hacer reír, pero la locura bebe el vino de la risa y tiene
sentimientos de terciopelo, pero es terrible y cruel. La obra maneja
mitos que son los dioses de lo moderno.
Vicentín
es un chico diagnosticado de esquizofrenia. Es muy alegre, le encanta
cantar y bailar. Tiene el alma de Elvis en su interior. Su don es saber
lo que la gente va a decir, su deseo, concursar en todos los realities
de la tele. Su cruz, y la de su familia, sufrir una enfermedad mental en
un país en crisis. Un cóctel de emociones ancestrales, donde el estigma
y el miedo a lo desconocido, a lo incontrolable, desestabiliza a
nuestra sociedad, apresando y presionando a nuestro joven protagonista
hasta que su única posibilidad de libertad es convertirse en pájaro.
‘El silencio de Elvis’
es un viaje al interior de la mente de Vicente, que sufre
esquizofrenia. Vivimos con sus padres la incomprensión, el hartazgo, el
miedo, la desesperación. Nos chocamos junto con Sofía, su hermana,
contra el muro de la administración, del sistema sanitario, del rechazo.
Y conocemos, a través de un quinto personaje, al mismísimo Elvis
Presley, a un psiquiatra, una psicóloga, un forense médico, un compañero
de la cárcel... todos los personajes que entran y salen de la mente y
de la vida de Vicente. Y hacemos todo este viaje desde la impotencia y
el amor. El amor primitivo, profundo, incondicional que se dan unos a
otros.
Actualmente
nuestro país atraviesa una crisis a todos los niveles, económica,
social, de confianza, de valores... En estos momentos sufrir una
enfermedad mental es doblemente un gran problema, no solo sufre
exclusión social, sino que es castigado por nuestro sistema judicial.
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