viernes, 12 de diciembre de 2014

Reivindicando unos Goya reivindicativos

La fiesta del cine es para celebrar el cine. Y ¿qué cine hacemos aquí? Hay de todo, pero mucho más social, combativo y crítico, como todo arte que se aprecie y no solo se "precie".

Decir que en la presentación de sus premios tiene que omitirse todo contenido crítico contra el poder es o no haber entendido nada de las películas que hacemos, o perversamente insinuar que también el cine que es premiado tiene que cambiarse.

A los que no les gustan las galas de los Goya reivindicativas, tampoco les gustan las películas reivindicativas. No les gusta el cine que hacemos y les gustaría otro. Pero no somos otros ni queremos serlo. Somos nosotros y queremos compartir lo que somos con el público.

A los que no les gustan las galas de los Goya politizadas, no les gusta el cine político o social. Posiblemente preferirían Torrentes, Amenabars o Tadeo y Jones continúos en las salas y nada más. Porque... qué hay de malo en denunciar la guerra cuando estamos premiando ese día tantas películas contra la guerra, qué hay de malo en denunciar los recortes cuando tus películas van en contra de eso y en ellas pones la cara drámatica a los fríos números.

Nosotros somos mucho más que españolizar Disneys, más que españolizar Gozillas, y más que españolizar 007s. Somos un reflejo de nosotros mismos, somos denuncia, somos sociedad, somos humanos y queremos ver y producir películas que hablen de nosotros, que nos hagan reflexionar, que nos carguen de vida y de dignidad. La industria también es eso.

Y, por supuesto, apreciarla y disfrutarla con el distinto estilo que tienen los autores que nos lo cuentan:  Los lunes al sol, Amanece que no es poco, Ay carmela, Los santos inocentes, La escopeta nacional... Somos eso. Así lo hicimos. Y eso es lo que premiamos. Por ejemplo, si Aronoa recoge el premio a la mejor película por Los Lunes al Sol habrá que hacer un comentario sobre el desempleo y sus tremendas consecuencias al recoger el premio, ¡que tenemos a un Ministro en frente! Hacer lo contrario sería de locos, de derechas, vamos.

¿Qué pretenden al decirnos que hagamos una fiesta del cine olvidándonos de felicitar al cine, como se merece, sin hablar de él? Es como pretender festejar la Navidad sin belén, sin arbol, sin nacimiento, sin cotillón o sin regalos.  En la entrega de premios de los Goya, como en fechas navideñas, tiene que nevar y cuanto más nieve más estaremos celebrando lo que hacemos.  Si solo hace buen tiempo, como si pasara en navidad, algo no cuadra. Algo no va bien. El cine y su fiesta tienen que ir de la mano. Los Goya no pueden quedarse al margen.

Si premiamos un cine reivindicativo y social hay que hacer una fiesta reivindicativa social.  Y si hay guerra hay que decir No a la guerra, y si hay recortes hay que cargar contra los recortes, y no pretender olvidarnos de los recortados simplemente porque estamos en una fiesta y hay que mantener las formas. Eso es lo que quieren... que solo haya formas. Formas, efectos especiales y mucha taquilla. NO. Nuestro cine no son formas, es fondo. Buen fondo.

El cine que hacemos no se olvida de su gente, ni de los abusos de poder. Por tanto, los que lo presentan o recogen sus premios tampoco deberían hacerlo. Sería un gremio de locos. No estamos locos. Les animo a los que reivindican que lo hagan y con más libertad, con fuerza.

"¿Y por qué solo salen a hablar siempre los de las ideas de izquierdas?", piensan algunos.
Pues porque ya la propia gala, el hecho de la fiesta con competición entre los nominados, el premiar las superproducciones, el que haya estrellas, la alfombra... todo eso es de derechas.

Pero ojalá, oye, saliera Norma Duval con una chapita de "Woofy, te queremos" o Miguel Bosé haciéndole un discurso homanaje al Pato Donal, ¿por qué no? No debería haber ninguno miedo, ni censura en escuchar lo poco o mucho que cada uno tenga que decir.

Libertad de expresión siempre para ambos sentidos del pensar. ¡No a la Ley mordaza de ningún artista! ni siquiera en una gala que claramente ya va posicionada hacia un lado. Porque el hecho de que exista una gala de premios con el fin de hacer caja es de derechas.

Ojalá en vez de una gala de premiados hubiese siemplemete una bonita retransmisión de un encuentro de congregados con un debate adjunto o un coloquio divertido donde se distinga a los profesionales por el esfuerzo, según la historia de vida de cada uno y no solo por su talento sobre los demás o por "su rentabilidad". Una entrega sin vencededores, ni vencidos, sin guerra, sin competición y sin premios. El premio sería no tener premio. Esa sería una gala de izquierdas, lo de ahora es lo de siempre con mayor o menor miedo, tontería o estupidez.

No hay comentarios: