lunes, 29 de septiembre de 2014

La gente en directo

¿Interesa más la casa o la casta?

Hace unos años sería de locos contraprogramar una sesión de Gran Hermano con una entrevista a un político y, sin embargo, ahora no sólo no es locura sino que además es un acierto.

Este domingo, las entrevistas de Pastor a Mas y de Risto a Pablo Iglesias se cenaron a los dimes y diretes del reality de siempre.

 A muy pocos interesa ya lo que pasa en esa casa conflictiva, grosera y artificial. La vida en directo ya no se dicta desde el interior de una casa contruida para el circo de la convivencia. La vida en directo se dirime de las discusiones políticas entre periodistas de raza y políticos de moda.

¿Cuánto habría dado Mercedes Milá por haber entrevistado este domingo a Mas o a Pablo Iglesias y no a un taxista borrico cuya vida explicada con analfabetismo no le interesa a nadie?

Los intereses han cambiado: Ni si quiera las ocasionales entrevistas lametonas en prime time de Gloria Lomana a los dirigentes del PP y del PSOE atraen a la mayoría del público.

Ada Colao este sábado en La Sexta Noche y Pablo Iglesias el domingo con Risto forman parte de la nueva tendencia.

Gusta lo nuevo, porque se necesitan ideas nuevas como el comer. Los políticos con cosas que decir distanciadas del discurso consabido y rancio de siempre barren en audiencia.

Es ya el otro reality: el auténtico, el que no engaña, el esperado, el que llena de esperanza y de ilusión la vida y la tele. De ideas y propuestas nuevas. La gente está cada vez más con los que hablan de la gente, de la gente de verdad, y menos con los que hacen gala en directo de la gentuza.  

A este paso, Gran Hermano tiene los días contados. La realidad siempre fue otra cosa y el público la demanda ahora para dar respuesta a sus intereses. La audiencia ha decidido, por fin, pensarse el voto. El verdadero voto (no el del 905). El que cambia las cosas.

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