Está confirmado: Paris es mucho más lista que Tamara Falcó y con diferencia.
Estas “niñas bien” no hacen un docu-reality porque son generosas y quieren compartir su vida con los telespectadores y así las conozcamos por cómo “son de verdad”, lo hacen para lanzar una marca, que son ellas mismas, y luego beneficiarse con suculentos contratos.
A Tamara nos la han querido vender como la Paris Hilton española, pero no hay nada más lejos de la realidad. Las dos coinciden en ser dos niñas pijas a las que amamos odiar y reírnos de ellas. Solo que Paris ha sido muy astuta y ha construido un personaje de Barbie viviente que ha explotado en todos los ámbitos posibles: como “actriz” de cine y televisión, cantante, línea de perfumes, zapatos, ropa, una cadena de discotecas, autora de libros que han sido best sellers (sí como lo leéis) su propia marca de extensiones, tiendas en Dubai, Seul y Manchester, hasta en el deporte ha explotado su nombre: tiene un equipo de motos en 125.
Paris hizo su primer reality en el 2003 e intentó volver a hacerlo el año pasado y lo cancelaron, los tiempos habían cambiado, pero esto a Paris le da igual, ya ha construido un imperio. Y 10 años después Tamara Falcó se lanza (y estrella) con su primer reality: “We love Tamara”, que no lo vé ni la Preysler...
El reality de Tamara baja los índices de audiencia que normalmente hace la cadena, y es que Tamara no da juego. Sirve para que la entrevisten 3 minutos en un photocall y gozar de su sorprendente dicción, pero un programa entero como que no...
En el reality de Tamara nos quieren vender a Tamara en un desfile de Giorgio Armani en Paris, a ver sI fue a Paris y estuvo en el desfile, pero no como lo haría Paris (la otra)... Tamara no estuvo sentada en primera fila, sino de pie a un lado del escenario. Y es que a esta chica fuera de las fronteras españolas no la conoce nadie, ni en Francia, ni en Italia, ni en el pueblo más perdido de Portugal. Ella y su madre son personajes creados por el papel couché, donde la revista Hola se encarga de alimentar esa fama de mito de perfección inalcanzable, para garantizarse la venta de más números.
La aventura televisiva llamada “We love Tamara” será la primera y última, a este punto Tamara deberá pasar al plan B: buscar un marido ricachón que la mantenga, que a sus 30 años y sin novio al lado, es casi como una blasfemia para la mentalidad de las niñas bien de la Madrid que cuenta.
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