Seguimos reseñando películas nominadas a los goya. Esta vez le toca el turno a este drama mexicano que opta a la mejor película iberoamericana. Segundo largometraje del controvertido realizador Michel Franco, ya en el anterior planteaba un tema como el incesto obligado a unos hermanos por sus secuestradores. Así, casi lo podemos considerar el Haneke latino.
Después de Lucía ha triunfado en festivales como La Habana, Chicago, San Sebastián y Cannes, siendo galardonada aquí como mejor película en la sección “Un certain regard”. No cabe duda de que estamos ante una cinta impactante, no sólo por el tema que aborda sino por cómo lo hace. El feroz e injustificado acoso escolar que sufre una chica en su nuevo instituto tras quedarse huérfana de madre es tratado desde el punto de vista narrativo, pausado y sin música, de manera incisiva y la respuesta pasiva de la víctima nos genera tal sentimiento de impotencia como espectador que en ocasiones el filme es incómodo de ver.
Aun así es efectivo a la vez que efectista y la incomodidad también viene impuesta por la posición de la cámara que a veces no nos permite verlo todo, dejándolo a la imaginación (malpensante, en mi caso por lo menos), lo cual es peor. De esta manera entronca por un lado con el cine del director austriaco antes referido así como con el dogma danés de los 90 pasado por la batidora tex-mex.
Aún sin fecha de llegada a España, su posible premio por parte de la Academia facilitaría su estreno. Esperemos que así sea, ya que decididamente es de visión obligada por más de un motivo. Ya en Cannes Tim Roth como jurado del festival, la calificó de obra maestra.
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