¿El Gran Debate o el mismo Debate?

Por Enrique Espada: 

Telecinco, líder indiscutible del panorama televisivo en nuestro país, con el gran Debate

también ha conseguido un nuevo logro: Convertir en un producto rentable algo que está

fuera de la línea de la cadena, o como dijo una vez Carmen Alcalde: “En Telecinco una

noticia se dice por la mañana, se desmiente por la tarde y se confirma por la noche”.

Y añado, para completar la premisa, que toda esta retroalimentación siempre ha partido

de la esencia de la cadena, del corazón y la telerrealidad, única y exclusivamente.

El programa está bien, se separa totalmente de esos contenidos, aunque poco a poco está

impregnándose de ese tono que encaja más con la cadena, con la polémica, la carnaza, o

incluyendo algunas entrevistas, como la de hace unas semanas a Risto Mejide sobre su

nuevo libro, que poco tiene que ver con un supuesto programa de debates y entrevistas

sobre la actualidad informativa.

Aunque todo lo anterior era previsible, y no me disgusta porque estoy a favor del

estilo propio de la cadena, sí que creo que es necesaria una mayor diversidad entre los

contertulios. Eso es lo que al cabo de un rato aburre y parece una estafa.

A pesar de contadas excepciones, todos los debates progresivamente acaban en un solo dilema. Las dos Españas, PSOE contra PP, izquierdas VS derechas… A mí me aburre, y como digo no me importa tanto la forma, con su dosis de gritos, barbaridades, amenazas, porque al final es parte del

espectáculo, pero si me gustaría ver nuevas caras, nuevas opiniones, nuevas formas de

ver las cosas… nuevas Raholas o Isabeles Durán. El debate, que se convierte así en algo

trasnochado, podría ser más vivo, fresco, y cercano a otras realidades.