La increíble historia de un hombre que, sin apenas saber nada sobre economía, consiguió cerrar operaciones de miles de millones de dólares en bares, burdeles y restaurantes exclusivos de todo el mundo.
En esta semana del libro y de continuación del movimiento 15M, El Librovisor tiene el placer de abrir sus páginas a Tetsuya Ishikawa y su libro ¿Cómo provoqué la crisis financiera?, editado por Temas de hoy.
Tetsuya Ishikawa, economista inglés de origen japonés, construye al personaje de Andrew Dover para relatar su experiencia, y la de sus colegas. El autor denuncia la irresponsabilidad y la codicia de unos pocos, buscando dar una explicación a lo ocurrido: el derrumbe de un sistema bancario que sus propios dirigentes sabían frágil y a punto de estallar.
Un libro basado en vivencias personales que da las claves de la crisis causada por los banqueros, amos del mundo, y que relata con profundidad y sencillez el afán de codicia en un hombre que va perdiendo sus valores seducido por la buena vida y, al tiempo, perdido en su propia ambición. Y dejando tantas víctimas a costa de su infinito beneficio, la crisis mundial.
Recogemos algunos fragmentos que pueden llamar tu atención:
“El dinero puede ir y venir, pero la forma de ser se forja y permanece”
“Una cosa eran las drogas, prostitutas, estríperes, la priva y los excesos de vida nocturna en general- algo infame pero que no causaba daños a terceros- en que habían incurrido muchos bancarios a pesar de su apariencia respetable, y otra muy distinta, lo que estaba viendo a mi alrededor: el politiqueo de despacho para proteger cada uno su puesto de trabajo a costa de los demás; el autobombo cada vez mayor que se daban los banqueros para defender su posición en declive en el sector y en el mundo; la inevitable falta de apoyo a clientes que, después de haber comprado productos de crédito generadores de la riqueza de la que se habían beneficiado muchos banqueros durante la burbuja, ahora luchaban por conservar unos puestos de trabajo mucho más modestamente retribuidos. En nuestro empeño por defendernos a nosotros mismos, habíamos perjudicado a los demás.”
“Yo no era víctima del estrangulamiento del crédito. Ninguno de los que trabajábamos en esa planta éramos víctimas del estrangulamiento del crédito. Víctimas son quienes se ven sorprendidos por el fuego cruzado cuando están cumpliendo su cometido. Las víctimas del estrangulamiento del crédito están ahí fuera: personas normales que no sabían la que se avecinaba, el público en general que había estado aprovechándose de un sistema que alimentaba la burbuja del crédito para que banqueros como nosotros pudiéramos hacernos ricos. Nosotros no éramos las víctimas. Éramos la causa. Y eso era lo que me hacía sentirme en paz conmigo mismo. Por eso estaba tan contento de que me despidieran. Me lo había ganado a pulso.”
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