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El Goya de Honor 2009 es para Antonio Mercero. La Academia que preside Alex de la Iglesia se lo concede por "su inmejorable carrera cinematográfica, repleta de éxitos y de experimentos interesantes en campos tan amplios como el cortometraje, el mediometraje y el largometraje".
Ya se sabe cómo son las academias. Pomposas. Lo de “inmejorable” se lo podrían haber ahorrado. Mercero es un buen artesano pero que ha caído en lo cursi, lo lacrimógeno, lo horterada y hasta en el mal gusto. Su cine está muy viejo. Y su tele también.
A Mercero le viene que ni pintado un premio honorífico de la Academia de la Televisión, pero en cine es una autor menor. Es un animal televisivo apegado a los gustos del público masivo. Lo demuestran “Crónicas de un pueblo", “Verano azul”, "Turno de oficio" o "Farmacia de guardia". En los últimos años ha trabajado para series infames como “Al salir de clase” o anodinas como “Manolito gafotas”.
Firmó sus primer guión en 1962. Fue el de “Trotín Troteras”, cortometraje que también dirigió. En el 72 llegó el Emmy gracias a “La Cabina”, con un inmenso José Luis López Vázquez. En 1977 rodó “La Gioconda está triste”, con guión de José Luis Garci. Con él repetiría adaptando a Delibes en la muy mediocre “El tesoro”. Arrasó con el cine infantil (“La guerra de papá”, “Tobi” y “Buenas noches señor monstruo”) y dirigió dos películas menores con la guerra civil como fondo: “Espérame en el cielo” y “La hora de los valientes”.
La lacrimógena “Planta 4ª” fue otro de sus exitazos (prepara como guionista “Planta 5ª”). Culmina su carrera con la sensiblera y vulgar “¿Y tú quién eres?”, de la que se salvan sus dos inmensos protagonistas: López Vázquez y Manuel Alexandre.
La entrega de este premio forma parte de una tendencia internacional en las academias de cine: no les quedan grandes directores a los que dar premios honoríficos y se conformar con autores no tan grandes, con artesanos eficaces y que han logrado el respaldo popular. Sea como fuere, mi respeto y felicitación al señor Mercero, que me ha dado algo muy raro hoy: muchas horas de digna ficción televisiva.
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