viernes, 2 de marzo de 2007

El pequeño César

José María García hizo un bolo ayer en El gato al agua, programa debate en Intereconomía Televisión. Adelantando (o repitiendo, si leen 'El Imperio contraataca' ) que me pareció una vergüenza la censura practicada a García en TVE, y que creo que este periodista ha sido uno de los grandes de la radio en España, poco bueno puedo decir hoy de este personaje de gira por los medios.

García, testigo y parte clave del gran cambio que supuso la mítica Antena 3 radio, sigue conservando, desgraciadamente, los peores defectos de antaño: no sabe escuchar a los que tiene enfrente, le encanta escucharse, se repite mucho y lo que es peor: se contradice dentro del discurso conspirativo y borracho de poder que le sacó de su currada poltrona mediática.

Mientras se definía como un simple periodista y proclamaba su libertad e independencia, García, en las dos entrevistas, ha confesado haber propuesto a Aznar la creación de un imperio mediático que hiciese frente al otro imperio, el de PRISA. Sonroja que alguien que se define como independiente confiese con descaro que ofreció (“presidente”, le llamaba) un gran grupo afín al poder de su tocayo José María Aznar. “Yo no tengo ninguna militancia política”, dijo sin embarazo alguno en El gato.

No sé si será la edad o los vértigos del poder, pero no me entra en la cabeza que García, del que no dudo de su sinceridad, entienda por labores “independientes” el sucio y oscuro juego palaciego, la lucha encarnizada entre familias o las visitas a Moncloa. A García el poder le ha puesto cachondo siempre y su discurso no es cercano a ningún espectador corriente y moliente. Que señores como Rajoy, Alierta, Buruaga o Florentino conspirasen en el Rich, en un despachazo o en un globo aerostático para luchar por millonarias poltronas mediáticas interesa si se descubren desde fuera, no tanto si es García uno de los peones, alfiles o reyes.

Nunca me ha interesado el fútbol, pero de aquella Antena 3 Radio recuerdo aun mi perplejidad porque su programa se llamaba Súper García. Ni más ni menos. ¿Cómo que Súper García?, me preguntaba. ¿Se imaginan un programa que se llame Súper Gabilondo o Súper Del Olmo, las galletas que les iban a caer a estos dos?

García dio una homilía, no concedió una entrevista. Antonio Jiménez, el presentador, poco pudo hacer ante la verborrea de butanito, un buen profesional que un día pudo ser un gigante de Telefónica, un mamporrero mediático de Aznar. Y entonces se la jugó y se dijo a sí mismo: “o César o nada”. Y fue nada.

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Vean el vídeo:

"El cáncer de Losantos se llama Luis Herrero", "yo no soy ningún juguete roto. Tengo ofertas para trabajar que he rechazado", "yo estoy mucho más cerca del PP que del PSOE...", "Rajoy no mueve un vaso sin la autorización de Aznar"

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