Esta vez viví la manipulación en persona. Este martes en TVE mintieron a la gente, denigraron a los invitados y manipularon el debate. Así fue mi experiencia en el programa “Enfoque”.
Acompañé, COMO INVITADO, a mi amigo y analista de LO MÍO ES EL CINE , Iván Reguera, al programa Enfoque de TVE. Sin revelar mi identidad de periodista fui en calidad de invitado. Antes de entrar al plató me presenté cordialmente a la Ministra de Cultura (que iba a defender el proyecto de ley de cine) y al resto de los invitados.
Nada más empezar el espacio, surge la primera trampa. No me dieron asiento y me vi obligado a quedarme tras las cámaras. Elena Sánchez, la presentadora, nombra mal a Iván Reguera y lo apellida “Elguera”. Pasan a publicidad. Tras las cámaras, nadie quería indicarme donde podría sentarme, puse mala cara y negué con la cabeza. “Se ha equivocado”, le susurré a la que parecía que manejaba el cotarro.
“Ya sabemos que se ha equivocado, pero tú te callas. Sabemos que eres su amigo y no puedes estar aquí diciendo los errores”.
Pues dígame donde me pongo, le contesté. Ella, con sus aires de superioridad, me indicó un paso más atrás y yo me situé ahí. Enseguida descubrí cómo la tal Marisa Donoso, subdirectora del programa Enfoque, controlaba los tiempos de respuesta de la Ministra de Cultura y mandaba a la moderadora, claramente dirigida por el PSOE, cortar a Iván Reguera cuando daba una opinión distinta a la programada.
“Ese no es el debate, que lo corten”, decía la tal Marisa, desesperada por la vehemencia de mi amigo.
En uno de los vídeos que introdujeron los del programa, mi amigo aprovechó para pedirme agua. Yo entré al plató y le di a una botella. Enseguida vino la tal Marisa y su colega el realizador a cantarme las cuarenta. “No te vuelvas a acercar a él ni a hablarle”, me dijeron. Creí que me pedirían perdón por haber dejado en secano a mi compañero y no habérseles ocurrido rellenar las botellas, pero me equivocaba. Iban contra mi colega porque partía en contra de la FAPAE (Asociación de productores), de la Ministra y de Fernando Trueba.
El resto del programa fue de crimen, manipulador y de mal trato. En publicidad (casi 7 minutos) entré a la mesa, ya llena de gente, para decirle a mi amigo que el debate estaba manipulado tras las cámaras y que me estaban intentando echar. Casi fue de policía cuando me agarraron diciendo que no hablara con él.
Al final, tras ver como la ayudante de dirección manejaba los tiempos de Elena Sánchez para cortarle a Iván y dejar el doble de palabra a la ministra, me quedé atónito cuando terminó el programa.
- “Gracias Iván, por haber venido”, le dijeron. Una lástima que tu amigo no haya podido sentarse entre el público, le intentaba decir cordial la subdirectora apagados los focos y entre bambalinas.
Y yo reventé: "Vámonos, compañero". Y a la dictadora audiovual... “Porque usted sabe que no me ha hablado como a una persona durante el programa. Que me ha censurado, que me ha intentado echar y ahora no puede maquillar el mal trato y la manipulación que yo he escuchado de su parte mientras mi compañero estaba en antena.”.
Iván había sufrido de lo suyo en plató y además había visto in situ cómo me trataban tras las cámaras (casi secuestraban).
Nos fuimos acompañados de una ayudante de dirección, muy próxima a la subdirectora durante todo el espacio, que me espetó: “¡Estás bebido, hueles mal!.”
"¿Me va a decir usted su nombre?", le repliqué. “Por supuesto que no”, me contestó. Segundos antes, esa misma sicaria me había dicho, cuando le pedí ir al baño en publicidad, que si iba a intentar hablar con el invitado, sería mejor que no entrara o llamarían a seguridad. Yo le pedí perdón en aquel momento y le aseguré que durante la pausa pensé que podía acercarme a mi amigo.
Sí señores, una señora que no podía quejarse de mi trato, de mi comportamiento y que no se quiso identificar, me esputó eso a mí, a un INVITADO del programa que no se sintió a gusto.
Triste, decepcionado, traumatizado pero valiente, porque sé que ELECTRODUENDE y vertele.com (1º portal web sobre TV más visitado en la red) se van a hacer eco de la verdad que he vivido en primera persona.
Siento, queridos lectores, que hayan tenido que enterarse por las amenazas personales que me hicieron técnicos y subdirectores de lo manipulada que está la televisión pública de este país. Una televisión no de servicio público, sino de servicio a la gira de la ministra por las televisiones.
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