La televisión, en el mejor de los casos, puede entretener, informar, agradar… pero que la televisión vaya por delante de uno es, sencillamente, un milagro. Esperaba el informativo de Dragó como algo sumamente esperanzador, pero lo que me he encontrado es, sencillamente una obra maestra de la televisión.
Leer que Sánchez Dragó es presentador de informativo es como si te cuentan que Sardá va a dirigir el Instituto Cervantes. Aun así, la estrafalaria broma (su programa se anunció el 28 de diciembre) se ha convertido en una realidad maravillosa para la tele informativa de bustos parlantes que vivimos desde hace décadas. Un diez para Telemadrid.
El nuevo ‘Diario de la noche’ cuenta con una ventaja implacable frente a otros informativos, los que sean: Dragó es un señor cultísimo, que hace preguntas magníficamente documentadas, que hace entrevistas de fuerza novelesca, enriquecidas con la sapiencia de un leído y experimentado tío de setenta tacos.
¿Alguien puede hoy competir con eso? Ni Dios. El programa arrancó con una magnífica, ejemplar, histórica entrevista a José Antonio Ortega Lara, secuestrado por la gentuza de ETA. El sereno, campechano y sobrio burgalés confesó de todo frente a un Dragó elegante y respetuoso pero a la vez astuto y rápido. Entre los horrores relatados en plató, Lara recordó las nazis dimensiones de su zulo y la relación con sus hoy encarcelados secuestradores. Dragó estuvo muy atinado al recordar que fue la carroña de De Juana Chaos uno de los entrevistados entonces para mediar por la liberación de este pobre hombre.
Tras algún análisis, noticias negativas y positivas, Dragó ironizo magníficamente sobre el irrelevante fichaje de Ronaldo. El fútbol queda absolutamente relegado en este informativo. ¿Milagro? No, Fernando Sánchez Dragó, que encima acabó dedicando, muy emotivamente, el informativo a su padre, también periodista y ejecutado en la Guerra Civil.
Hasta la fecha hemos tenido buenos, originales y personales informativos, pero lo de Sánchez Dragó el 29 de enero de 2007 fue, sencillamente, historia viva de la televisión. Estamos de enhorabuena.
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