La Gemio conserva la malicia, eso no es ninguna sorpresa.
Entre las figuras invitadas: David Bisbal, Isabel Pantoja y Nina.
Antaño podías encontrar por el Sorpresa a grandes estrellas como David Copperfield, Sofía Loren o Michael Douglas. Ahora, la gente aspira a menos. Los mitos del pueblo pasan desde un triunfito, a la ex directora de la Academia y acaban en la novia del alcalde más corrupto del país.
La Gemio sigue perfumando de veneno a los invitados que se le acercan. Al simplón de David Bisbal le anticipó: “Tengo una sorpresita para ti, pero tranquilo que no es Chenoa”. El chaval se quedó pasmado y, como era de esperar en él, no tuvo salida.
A la Pantoja le insistió en que hablarían de su vida anterior para la sorpresa que le tenía preparada: “Pero tranquila Isabel porque no voy a tocar cosas malas”, le decía la pieza de la Gemio dando por supuesto que había mucho que callar. Eso sí, siempre sonriéndola.
Como broche de oro, aparecieron por el programa las artistas Marta Valverde, Paula Sebastián y Nina, para entonar una de las canciones del musical Mama Mía que representan en Madrid.
Isabel se acercó a saludarlas y pasó por encima de la Valverde y la Sebastián, dándoles dos tímidos besos, mientras gritaba el nombre de ¡Nina! Para sorpresa de ella y sus compañeras, que quedaron como mero acompañamiento de la exagerada catalana.
El enlatado programa resultó aburrido, pedante y engañoso. Los cortes de publicidad no se anunciaban y muchos invitados quedaban con la palabra en la boca cuando entraba el anuncio de Mistol.
Por lo menos, llegó lo que todos esperamos cuando vemos este tipo de programas: una de esas sorpresas que se vuelven en contra.
A una mujer le cambiaron la decoración de su casa de arriba abajo. La Gemio subtitulaba desde plató: “Ahora que no me oye, le hemos quitado hasta los horribles cuadros que tenía”.
Cuando la sorprendida entró en su harén de toda la vida y se lo encontró completamente renovado, sólo acertó a decir con cara de susto: ¿Qué habéis hecho con mi casa?
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