martes, 11 de noviembre de 2014

Los 3 cerditos: Buen intento, pero ¡Oing!

Este lunes se estrenó la serie de Antena 3 ‘Cuéntame un cuento’ con su primer episodio, titulado ‘Los tres cerditos’ (14,5% cuota de pantalla). No hace falta explicar de qué va la serie, formato similar al de ‘Grimm’, de la NBC y estrenada dos años antes de la producción de esta serie española.

Antes de su emisión, la cadena se volcó en anunciarla en su web y en redes sociales destacando que “la prensa”, tras un pase que Antena 3 ofreció al gremio, hablaba de una serie "sorprendente, arriesgada y novedosa". Lo que pasa es que “la prensa” eran tres blogueros, entre ellos alguna experta en televisión que colabora en una revista de señoras.

Dicha esta maldad, vamos al grano: ¿de qué va la fábula de Los tres cerditos? Pues de lo peligrosa que es la holgazanería y la falta de previsión. Una fábula que glorifica el capitalismo en el fondo. Igual que la de La cigarra y la hormiga. Según el guión de la serie, en cambio, va de un hombre normal al que unos cerdos le arrebatan lo que más tiene y se convierte en un lobo vengador. Un poco peli de Chuck Norris o Steven Seagal. Es arriesgado, pero tampoco está mal como divertimento.

Los tres cerdos están bien definidos: dos perdedores y un trepa muy listo, el que se construye la mejor casa y sabe ahorrar. También tiene su gracia que el lobo sea un arquitecto en tiempos de crisis.

A excepción de Víctor Clavijo, que hace lo que puede, pero no tiene la dimensión dramática que se debería esperar, el casting de la serie funciona, sobre todo dos de sus actores: Iñaki Font y Luis Zahera, muy físicos, con nervio, creíbles en todo momento.

Así que tenemos un formato interesante para lo que se suelen ver en la ficción española, un casting más o menos trabajado, un director con oficio... Pero falla la falta de sutilidad. No funciona la voz en off, que nos está recordando machaconamente que estamos viendo la fábula de Los tres cerditos. Todo el rato. No era necesario, es demasiado obvio, subraya lo que no hay que subrayar. Electroburdo.

Lo mismo sucede con los objetos usados en el guión. ¿De verdad era necesario que Clavijo se pusiese una máscara de lobo? ¿No es un poco grueso ese recurso? ¿De verdad necesita en la sintonía de su móvil la canción de Los tres cerditos? ¿Tenía que ver en la tele a unos lobos comiéndose a un ciervo en plan catarsis?

Tampoco ayuda el arranque (no molan los créditos iniciales) ni el final (la moraleja, en off, es innecesaria y muy conservadora). Pero electro-amigos, esto es tele. Y española. Comparado con otras series insufribles, este podría ser un buen camino para dignificar nuestra ficción. Aunque, Bruja Avería mía, lo que nos queda todavía por delante…

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