viernes, 19 de julio de 2013

Los programas de verano



Por Enrique Espada:

No porque vaya a ser la bomba, que a lo mejor si, ya que todo lo que pone en marcha La fábrica de la Tele, funciona, siempre, más o menos bien (este jueves con un 16,6% de share). Si no porque esta noticia veraniega, me hace recordar lo que pasaba en la televisión de hace unos años, que ya no pasa en este momento.

Pero antes de hacer referencia a eso, quiero contestar a un amigo mío, Raúl, que me dijo algo así como que Sonia Ferrer era tan tonta que se creía que por participar en ¡Mira quién salta!, recuperaría su posición en televisión. Tanto como su posición no, pero mira, al menos vuelve a la palestra. Igual sí que ha sido tonta por poner en juego como ha puesto su vida personal y su matrimonio, para estar tan sólo un veranillo frente a cámara, ya que seguramente no le dará para más…

Pero hoy quiero reivindicar mi interés en los veranos televisivos de antaño. Eran como el descanso de los niños en el colegio desde junio hasta septiembre, nada que ver, un buen cambio de aires.

Todo cambiaba: Desde los programas de mañana, pasando por los magazines de tarde, como aquel que endulzó las tardes de Antena 3 con Menta y Chocolate, de Patricia Gaztañaga, e incluso llegando a las calurosas madrugadas donde, por ejemplo Telecinco, daba oportunidad a nuevos presentadores, contertulios y famosetes en programas como El Puente o otros que se perpetuaron como TNT. Pero casi todos estos míticos programas de verano, fueron de finales de los 90…

Finales de los 90… pues a lo mejor es desde cuando se nos han acabado los veranos en televisión. A lo mejor es desde cuando se acabó definitivamente la arena en los platós, las terrazas ficticias, como la de El puente, de Telecinco, o otras terrazas más conocidas como la del programa presentado por Goyo González, Uno para todas: Fácil de recordar por Héctor, el culturista. Les suena, ¿verdad?


Puede ser que, seguramente, sopesando la bajada de audiencia impepinable todos los veranos, sea mejor continuar con los mismos formatos más o menos, con la misma plantilla, y con algún programilla como éste, pero poco más. Reducir costes. Pero eso sí, que bien se lo pasaba mi abuelo con el Grand Prix… seguro que caro, pero, que como su canción decía, un programa para el abuelo y del niño. Ya podían volver a hacer algo fresco y divertido para la gente mayor…

¡Va a empezar, ya está aquí, lo que más te gusta a tiiiiiiii! Es el Grand Prix… 

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