martes, 4 de junio de 2013

Adiós cine, adiós


El cine ha muerto. El cine tal y como lo conocíamos hasta ahora. Este lunes pudimos ver en TVE un “Report” sobre el final de las salas de cine. El equipo del programa se disgregó por las calles de Madrid para entrevistarse con exhibidores que ahora han tenido que cerrar sus salas. No hay negocio: el encarecimiento de la entrada, la falta de oferta atractiva y el crecimiento de otras alternativas para ver el cine fuera de las salas, han llevado al cine tal y como lo conocíamos hasta ahora a perecer. 

El Report mostraba con nostalgia cómo era la antigua Gran Vía de Madrid, con los cines Callao rodeados de grandes carteles de películas. Ahora el negocio se mueve por otros lares y los carteles de Callao son pantallas gigantes que proyectan publicidad de anuncios de coches. 

El Report acababa con un joven frikie de Getafe que nos enseñaba su casa y cómo se ha montado el chiringuito para ver cine desde su salón. Con un Home Cinema y un montón de blu-rays y DVDS que le hacen despreciar las antiguas entradas a las salas

Le faltó al reportaje de TVE entrar en el fondo del asunto, en el contenido. La gente no va a ver grandes películas porque ya no se hacen grandes películas. Las espectadores han pasado a las salas digitales de los centros comerciales con sillones enormes y reclinables a ver churros: espectaculares, sí, pero churros. Productos aptos para ver desde casa con todo el chiringuito pirotécnico montado.

La muerte del cine parte sin duda de la falta de creaciones universales que enganchen con todo tipo de público, de obras maestras. No hay sitio para las películas grandes porque ya no se hacen, ni tampoco hay grandes espectadores, porque los que hay consumen desde el salón de su casa tanto la última de James Bond como Gran hermano.

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