Miguel Albertos:
Está claro que los más de 40 millones de euros recaudados por esta producción por completo española, a pesar del reparto internacional, que la convierten en la película nacional más taquillera del año, le dan derecho a sus 14 nominaciones a los premios goya. Otra cosa es que se pueda convertir sin embargo en la perdedora en “cabezones” de la noche.
Y sí, el presupuesto de 30 millones es exclusivamente ibérico, aportado por diferentes organismos entre ellos Mediaset, como no deja de recordarnos Telecinco. Pero lo que despide la película es más un tufillo americano que tira de espaldas. Para empezar, la familia española que vivió la tragedia del tsunami (en la foto, junto a los actores) pasa a llamarse Bennet, de origen inglés y residencia en Japón, con lo que la cosa se internacionaliza bastante.
La trama nos es narrada de tal manera que en ocasiones pensamos que alguno de los miembros de dicha familia ha muerto y en más de una ocasión, a pesar del “spoileante” cartel que nos muestra a todos reunidos abrazándose. Lo que provoca esa lagrimita fácil a la que nos tienen acostumbrados los productos de Hollywood, con lo cual podríamos tacharla de engañosa. Aunque también se entiende que quiera hacernos sentir la misma incertidumbre que pudieron sentir ellos, aparte de potenciar el lado dramático.
Con todo y eso la película merece bastante la pena, pero cabe preguntarnos si sus protagonistas hubieran sido Belén Rueda y Eduardo Noriega, a pesar del tirón de estos actores, si la cinta hubiera recaudado lo mismo. Por otro lado, Ewan McGregor ha sido incomprensiblemente nominado como actor de reparto y Naomi Watts, a pesar de ser también candidata al oscar, lo tiene tan difícil como en su día Nicole Kidman por “Los otros”, porque no nos olvidemos de quién vota. Con lo cual le auguramos un aluvión (pero no un tsunami) de premios técnicos si cabe.
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