lunes, 8 de marzo de 2010

Estrellas codificadas




Los astros no estuvieron a la altura. Con poca vergüenza y mucha gracia, la presentadora "oficial" del horoscopo en Telecinco, Esperanza Gracia, confesaba anoche al iniciarse su fugaz programa, que su sobrino estaba en ese momento paseándose por la alfombra roja, ya que era el director del corto de animación nominado al Oscar La dama y la muerte.

A pesar de contar con la producción de nuestro malagueño más americano, Banderas, Javier Recio no pudo darle a su tía la alegría de anunciar en directo (aunque ella misma dejó en evidencia que su espacio está pregrabado) que las estrellas del plató de Telecinco se habían aliado con las de la Academia de Hollywood.

¿Por qué siendo Esperanza Gracia la adivinadora oficial del futuro en Telecinco no pronosticó con acierto el NO Oscar de su sobrino?

¿Quizá porque todo en los Oscars de anoche fueron sorpresas, quizá porque lo de leer los astros esté más codificado que el Plus en las casas de los más de 4 millones de parados?

Cierto es que gran parte de los premiados de este año formaban parte del grupo antiquinielas. A saber: Sandra Bullock (premiada también en los antioscars), Campanella, derribando a la favorita La cinta Blanca, o la olvidada "Leticia Savatar", candidata oficial para los premios gordos y que finalmente consiguió los de segunda fila ("especiales").


La gala, que pudo verse en España a través del canal de pago de PRISA y por Internet (la ABC, entre otras, la emitieron en directo y gratis para todo el que sepa llegar a las páginas de canales por streaming), reunió a las estrellas de siempre (cada vez son menos) con las nuevas (esos rostros de películas de acción que intentan atraer la atención de los nuevos "cinéfilos teenagers").

Menos mal que Almodóvar apareció hace unos meses por los premios españoles, la gran sorpresa de los Goya, porque de no hacerlo, de haber pasado este año solamente por la alfombra roja, me temo, le hubieramos puesto del color de la nuestra, muy verde.

Lástima que en España tengamos tan poco tino y olfato para astros y premios. Ni apostamos porque Almodóvar pueda seguir representándonos, ni premiamos al argentino Campanella cuando rivalizaba con el Goya a la mejor película con Malasangre.

Eso sí, Trueba, Amenabar y películas como Spanish movie y la citada Celda, nuestras son, y sólo nuestras, porque, por lo visto, nadie más las quiere ver.

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