Anonadado me quedo al hacer zapping por la tertulias de la cualquier día (mañana, tarde, noche y madrugada) y ver a una panda de auténticos caraduras hablando de algo que ni peregrinamente conocen.
Lo último ha sido el tema del cementerio nuclear que debe instalarse en algún pueblo de España. ¿Qué coño saben Juan Manuel de Prada, Fernando Jáuregui o Antonio Pérez Henares, por poner tres ejemplos, de energía nuclear?
La situación de los tertulianos pluriempleados está llegando a límites de absurdo en este país. Los tíos se recorren radios y teles con cuatro nociones sacadas del google, con cuatro opiniones fusiladas de la red, con tres conceptitos lustrosos, abrillantados y con apariencia de ideas nuevas. Y se quedan tan panchos.
Ahora recuerdo una joya que conservo en VHS. Era un programa de la ‘La clave’, de Balbín. Ya saben, un espacio que empezaba emitiendo una buena película (seleccionada por Carlos Pumares). Luego unos expertos debatían sobre el tema de aquella película. Repito: expertos. En aquella cinta VHS estaba grabada El síndrome de china, palpitante film de James Bridges, producido por Michael Douglas.
Tras la peli, que pone los pelos de punta y fue muy polémica en 1979, los expertos hablaron, debatieron elegantemente. Sin opiniones fusiladas, conceptitos lustrosos. Con ideas reales, propias, sabias.
Antes, la clave era el tema. Hoy, la clave es quién habla y a qué partido representa. La amenaza informativa la forman ellos y en cualquier momento se encenderán por tu televisor. Son los tertulianos (charlatanes) nucleares.
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MUERTE AL TERTULIANO: ISABEL DURÁN
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