El programa que presenta Paula Vázquez volvió a aparecer este sábado por la pantalla de La Primera.
Como si se de la tercera edición de La casa de tu vida se tratase, la dinámica del concurso fue cambiando para sorpresa del espectador. Ocho de los viejos concursantes volvieron a presentarse esa noche encasquetados en un dúo artificial diseñado por la organización.
Entre lo más cutre, ridículo y cochambroso pudimos ver a Rebeca y al archiconocido de los jurados, Paco Arrojo. La del duro de pelar, que ya se había desgañitado de lo suyo la semana anterior, volvió a poner caritas de barbie treintañera y voz de fumadora asmática. El calvo excéntrico, eterno de programas de TVE y experto en abrir boca y cerrar ojo, remataba las coreografías con sus espectaculares gritos de Algarrobo.
No pasaron a la final como duo artístico, pero desde Martes y Trece no se habían visto dos más cómicos. La letra era lo de menos, solo importaban las vocales más altas. Mientras uno podía gritar: empanadiiiiiiiiiiillllaaaaaaaaaaaaaaaaaa, otro introducía más fuerte: Encaaaaaarrrrrrrrrrrnnnnnnnnnaaaaaaaaaaaaaa. Desentonando del todo, acabaron con beso en la boca.
Este fue sólo un patético ejemplo de la vocación por la que sigue luchando Misión Eurovisión. Un programa pasteloso y de pega.
Por su parte, el reality de construcción de Telecinco ha metido a la casa a un concursante con su suegra. La novia se pasea triste por los platós y acabara teniéndose que posicionar por su amado o por su madre. No es nuevo.
La madre de Rebeca sigue acompañado a su hija por la tele desde que ésta la montara en Kenia también con Paula Vázquez como testigo. La historia se repite. Para salir por televisión, hay que ir dando la nota.
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