Por Bosco Palacios:
Con
la llegada de Internet y de los móviles de última generación, cada uno
desde su casa puede hacer televisión de bajo coste. Esa sería la
definición de televisión Low Cost. Sin embargo, esta parece asociada a
la televisión que dispone de los medios y profesionales suficientes para
producir decentemente y que no lo consigue.
Resulta sorprendente que
con el estreno de la TDT tengamos cada vez más canales y menos
contenido. No se ha ampliado la oferta como se esperaba, tan solo
asistimos a la repetición de espacios por distintos canales y a la
duplicidad de formatos que no aportan nada nuevo.
La televisión de bajo
coste es, por ejemplo, poner una cámara en una casa o en un plató de
televisión y dejar que las cosas sucedan. Improvisaciones de
colaboradores, de personajes famosos o anónimos, cuyo éxito reside en su
convivencia durante horas al frente de una cámara. Televisión low cost,
televisión de baja calidad porque se escatima en gastos, no aporta
nada, nunca pasa nada, pero se emite, se comenta y se vuelve a comentar
sobre lo ya comentado.
La televisión low cost es la que se aleja del
cine, la imagen y todo su potencial, y se acerca más a la peor radio: a
la palabrería y al ruido.
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