Por Bosco Palacios:
Ella lo que quiere es bailar y ella lo que quiere es ser la
number One. Es imposible que nadie en su sano decentismo se me meta con una
currante tan campechana (con permiso del Rey) como Concha Velasco. Sin embargo,
sí podemos decir de Concha que sus ganas de estar, de aparecer y de triunfar en
todo, le hacen tan grande que a veces se
pasa de pelo alborotado... e inventa un poco.
Así ha sucedido todas
las veces que la artista, que morirá con las botas puestas, ha declarado a
numerosas revistas que este o aquel serían su último trabajo y que después se
retiraría. Jamás ha pensado Concha Velasco en una posible retirada, cuando no
dice que no a ningún trabajo. Ella tiene programa de tele, serie de televisión
y obra de teatro, y a la espera de película aparece y desaparece por revistas,
programas, presentaciones, festivales…
Lo último que ha dicho Concha es que Buenafuente le salvó la vida. Casualmente antes de aparecer por su programa para promocionar su último
estreno teatral. Para defender ese episodio de su fabulesca vida… inventa una
historia que, aunque pudiera estar basada en sentimientos reales o puntuales,
canta a cuento chino por todos los costados:
Dice que sola en la cama con una botella de wisky y
pastillas estaba a punto de suicidarse y que casualmente fue a ver al cómico al
teatro y se dijo: ¡Me he reído tanto que tengo que seguir viviendo!
Al final va
a resultar que Concha es mejor guionista que su propio hijo, que debió estudiar
cine, pero el chico no hace nada si no es a la sombra de mami o de enchufe
guionizando las peores galas de los Goya. Grande Concha siempre, se lo invente
o no, la gracia está en que nunca deje de estar encima de las tablas.
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