Por primera vez una cadena pública emite una muerte voluntaria. Este lunes la BBC estrena el documental Choosing to Die, dirigido por Terry Pratchett, en el que se retransmite la muerte asistida de Peter Smedley, un hotelero millonario de 71 años que falleció en una clínica el pasado mes de diciembre en Suiza
No es un capítulo de Dead Set, ni tampoco una secuencia de la película de Tavernier La muerte en directo, pero la tele nos dará en todo su esplendor el último suspiro de un ser humano que decide morir con espectadores, millones, observándolo.
Coincido así con otros muchos analistas que dicen que el documental traspasa la última barrera moral posible de la televisión. No podemos ver con naturalidad la muerte como espectáculo y mucho menos cuando viene guionizada y preparada para ser el apoteósis del reportaje.
El cebo, el enganche, el final mortuorio será lo que atraiga al público menos sensibilizado para seguir este controvertido show que viene disfrazado de buenas intenciones. Así, para sus amigos, el suicida "quiso demostrar su deseo de que se cambie la ley sobre la eutanasia".
Este hombre conseguirá, sin embargo, hacer más brutos a los vampíricos cerebros que seguirán con gusto su muerte. Y, quizá, sobre todo si barre en audiencia, comenzarán a bombardearnos las teles con más muertes en directo, agonías de última hora y suspiros del último segundo.
La muerte del buen gusto. Muerte de lo bueno y muerte del gusto:
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3 comentarios:
Una agonía como la de Marcian en Médico de Familia pero real. Espantoso.
No se puede frivolizar con la muerte de un ser humano, vaya asco de televisión mundial!
Lo es, pero habrá nuevos capítulos y peores.
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