Le vino bien a Telecinco la polémica real entre la casa de Alba y la ficción que la cadena emitía sobre su historia. La audiencia respaldó este miércoles el desenlace de La Duquesa, una serie muy bien interpretada y ambientada que mantuvo hasta el final el interés por una señora a la que la prensa rosa no ha hecho justicia durante los últimos años.
Caricaturizada y parodiada al máximo por los programas de vísceras, la Duquesa real debería de estar agradecida al equipo artístico de la serie por haber elevado su realidad a obra artística y con ella en vida. Generalmente los guiones honoríficos suelen escribirse y producirse cuando la celebrity ya no está presente. Es más fácil, no se queja.
Sin embargo, Cayetana vio la serie a la que había dado el visto bueno y con la que colaboró. Montó en colera y amenazó con demandar a la productora porque el tratamiento "no había sido el esperado".
En su caso, no debe ser fácil verse reflejado en la pantalla con historias que mezclan aburrida realidad y entretenida ficción, pero ¿quién se ha creído que es Doña Cayetana para desprestigiar así el trabajo que con acertado talento y mimo se le ha dado?
Adriana Ozores hizo con ella un trabajo impecable en un papel complicado y fue respaldada por un reparto a la altura: Carlos Hipólito, la joven de Los Serrano...
La serie no pasará a la historia por ser la mejor recreación que sobre un personaje español hemos hecho, pero estuvo mucho más a la altura que la producida sobre Felipe y Letizia. Y, en aquella ocasión, la casa real tampoco le dio más importancia al invento. Será que La Duquesa sigue deseando que se hable de ella, ahora que ella tiene tan poco que decir y tan mal.
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