jueves, 9 de diciembre de 2010

El Gran Bucle: ¿De qué vivo? - ¿Me quemaría por dentro?



Escuchen el corte de audio de este enlace hasta el minuto tres y pónganselo varias veces: “¿De qué vivo?, ¿de qué vivo?...” 

Piensen que es un bucle, como esos que están ahora tanto de moda, y que no se repite en su reproductor sino en el día a día de casi cinco millones de hogares españoles.

Ahora piensen que en esos cinco millones de casas del verdadero y dramático bucle “De qué vivo”, realmente aterrador, tienen que escuchar y ver durante semanas otros bucles que les ofrece la televisión, que para nada se corresponde con el que están sufriendo, como el enlazado “Me quemaría por dentro”.

¿Es justo? ¿Merece la pena que tantos programas de humor hayan perdido, y pierdan a diario, el tiempo con estas naderías, cuando el bucle real es otro?

La televisión, los programas de humor, los llamados graciosos de la tarde y los chistosos de la noche, le están haciendo oídos sordos al mayor sufrimiento por el que está pasando el país. Dejan la realidad para los encrespados debates con corrillos políticos de periodistas a sueldo. 

¿Es que los protagonistas, los verdaderos protagonistas de ahora, sólo pueden reencontrarse en lo tendencioso, en lo crispado, o en el mejor de los casos, tan sólo en lo serio ?

Señores humoristas, están perdiendo con esta crisis una oportunidad de oro. Antes, el buen bufón, el profesional payaso, se reía de la autoridad y ridiculizaba al sistema. Ahora los que van de “payasos” no llegan ni a la suela del zapatón, ni del zapatero, ni del zapatazo. Olvidaron su profesión.

Pasan los días, aumentan los dramas en las casas, y ustedes siguen haciendo humor chorra con chorradas, mientras que la realidad es bien distinta. La desgracia de las personas, de la audiencia, no se corresponde con “sus gracias” y, ya que son ninguneados fuera, no deberían de serlo también dentro, en el salón, con ustedes por medio.

El ¿de qué vivo?, lanzado por los protagonistas, es también un ¿de qué me río?, pero ustedes no lo saben escuchar. En vez de agudizar su ingenio con la crisis, están condenando a los que se mueren de hambre a morirse también de asco cuando se ven absolutamente ignorados por esos "desternillantes gags críticos” que escupe el televisor. 

Aunque quizá esta Tele de Cristal ha exagerado y sí que tiene que reconocerles, señores cómicos, que su humor sí toca con la realidad de hoy en una cosa: No hace ni puta gracia.

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