Modas. Caerá el Belenismo al ostracismo televisivo como antaño pasara con el Tamarismo o el Granhermanismo. Sin embargo, ahora y en plena cima del éxito pasajero, se le han sumado a la colaboradora de Sálvame un marido y una petarda por la competencia.
Siempre he pensado que Antena 3 erraba al intentar seguir la vida de una colaboradora de la cadena de al lado con tanta expectación, y el viernes los datos me dieron la razón. Su marido intentó el perdón para gloria de Telecinco (cadena experta en genuflexiones desde 'Lydia y Albano: La respuesta') y dio todo un ejemplo de filosofía de sucursal bancaria: Los trapos sucios se lavan en tu oficina familiar.
Así y todo, contó poco la fidelidad por la cadena de la corneada y se espera, entre borrascas de tarde y nubarrones de prime time, una re-respuesta que volverá a hacer temblar los datos del cupishare. El estupímetro.
Entre los efectos colaterales, una prole de profesionales (redactores, periodistas, técnicos, directores, productores...) trabajando para dos cadenas en cuya cima de la comunicación se encuentran el pene loco de un camarero y el chochete de una guarrilla sin pelos en la lengua.
Un trabajo de portería elevado ahora a la categoría de master especialista para estudiantes de comunicación audiovisual. De esos que se anuncian con un prometido "trabajo seguro".
La Princesa del Pueblo, con sus sapos besucones y príncipes de carretera, no nos sacará de la crisis ni nos descubrirá una vacuna de premio Nobel, pero su presencia y su circunstancia nos embrutece tanto a todos (también a los no telespectadores de su vida, de rebote) que será dificil imaginarnos una vida televisiva al margen de su receta.
Pasamos del tema estrella de los últimos tiempos: "El contar quién cobra por follar", al "No cobrar por contar haber follado". Los 3 ingredientes del éxito embrutecedor de la new television company combinados ahora de otra manera. Fijaros como siempre son los mismos (Sexo, dinero y bla,bla,bla), tan sólo cambia el orden de presentación para la cadena.
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