Los espacios deportivos cada vez tienen más peso en la parrilla e incluso han adquirido una sección privilegiada en el informativo, abriéndolo a veces, y con su correspondiente paquete publicitario.
Desde que nuestra selección ganara el mundial, el periodismo deportivo se vino arriba y horas y horas de programación se rellenan en torno a la pelota. Que surjan espacios 24 horas dedicados al deporte, y sobre todo al fútbol, vale; que más de la mitad de un espacio de noticias esté dedicado a la jornada, bueno; pero que Ana Rosa haya decidido dedicarle una sección en su programa cuando nunca antes se había interesado por el deporte Rey ni lo más mínimo es más que curioso.
A AR le vino como anillo al dedo tener a la periodista más deseada de España purulando por los pasillos de la cadena y decidió crear una sección que, como hemos visto, le está dando todos los titulares. Poco importan los resultados de los encuentros o los nuevos fichajes, lo que demanda su audiencia son los comentarios de la Tárrega y de la Carbonero.
Esta mezcla de fútbol corazoneo colaborador, ya explotada por Nuria Bermudez en Crónicas Marcianas, reune a los dos tipos de audiencia más fieles y menos exigentes: las marus y los forofos. Gente agolpada frente al televisor con el único fin de entretenerse, bien sea viendo como se chuta la pelota, o como la pelota va de Lydia Lozano a Belén Esteban.
Un ataque, una defensa, un tanto que marcar y el grito de un gol, una exclusiva, a lo lejos. ¿Quién ganó el partido?, ¿quién ganó el enfrentamiento? Si les gustó el minuto de oro de esa noche tendrán toda la jornada del día después para verlo desgranado por los expertos comentaristas. Fútbol o corazoneo. Periodismo de portería.
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