miércoles, 30 de junio de 2010
Mi nombre es Antonio Alcántara
Mezcla de churras con merinas o de churros con merinos es desde hace unos años la receta fálico-molusca del OrgulloGay madrileño.
Desde la intención inicial de aquel histórico 28 de junio de 1969, encarnada en el cine por Sean Penn en Mi nombre es Harvey Milk, hasta el esperpento de hoy, han pasado muchas Massieles, numerosas bodas, casi tantas como divorcios, y desgraciadamente muchos funerales.
Pero ¿esto del martirismo (no confundir con Martirio y su peineta), esto de la pena mayor (no referirse a una práctica fetichista) por ser gay, es acaso la lucha en el "glamuroso" orgullo de hoy? ¿O vivimos otro caso de discriminación positiva socialmente laureado?, ¿una macrofiesta sin ton ni son que margina desde la capital la invisivilidad diaria de los gays de pueblos y provincias?, ¿una bofetada ciega a los millones de gays que día a día se juegan el cuello en numerosos países del mundo?
No nos engañemos: a Chueca van estos días más heteros que gays, más homófobos que luchadores de la causa, más familias antiaborto que monoparentales, y más curas dentro del armario que recien salidos del confesionario.
Esta mezcla explosiva del consuma, beba, vista y piense gay ( y a ser posible con su tarjeta de crédito en Chueca), también se manifiesta en las actuaciones musicales:
Las reinas del Pop olvidadas y trasnochadas, tipo Kylie o Gloria Trevi, son coronadas por un día como madames del plumón. Las criticadas por pervertir eurovisión, Karmele Marchante, Erika Magdaleno, Rebeca, son veneradas como lo más petardo, seña distintiva del nuevo rumbo gay que están fabricando los que asocian orgullo con frivolidad.
Otros que se tomaron más en serio su papel en el festival, Anabel Conde, Dani Diges, La década, Mirela o Samuel y Patricia, también actuarán en el Orgullo para los que aún apuestan por lo indefendible: Disociar el Festival del frikismo.
Menos mal que este año nos libramos de la infinitamente petarda, Malena Gracia, afortunadamente pasando penurias en la isla. Pero el pregón correrá a cargo de Imanol Arias, ese actor que ha revolucionado la televisión con la serie más rosa, más transgresora, más valiente y reivindicativa del país. Una serie que llena de primeros plenos la actividad gay en todo su esplendor. ¿O este es el que lleva casi diez años haciendo de padre de familia rancio en Cuéntame?
Quizá lo han escogido porque su mujer le ha puesto los tubos con un tipo del que se rumorea que le daba tanto a la carne como al pescao, pero del que sólo hablan exmujeres. Ya se sabe que las combinaciones en esto del Orgullo son infinitas. ¿Churras con merinas?, ¿Churros con merinos? A entender... ¡¡¡Pero que viva la fiesta!!!
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