lunes, 15 de marzo de 2010

Un pasado con futuro




¡Qué tiempo tan feliz! Por fin, bautizan el programa de Teresa Campos. Aunque no le hubiera hecho falta, porque Teresa y compañia están por encima de un título, de un formato y también de la propia audiencia. Es casi imposible que tanta experiencia profesional quepa en tan poco metro cuadrado, pero el programa de Teresa lo reune todos los sábados.

Eran otros tiempos, cuando yo trabajaba para un digital, en los que este Electroduende se veía "alentado" a meterse con los programas de la Campos ("María Teresa Campos De Concentración", en aquel momento), quién sabe si para convertir a otra más cercana a la casa en reina de las mañanas. Pero hoy puedo decir libremente que Teresa es la anfitriona perfecta para recibir al público de calidad que aún queda. Y tocando cualquier palo: ya lo demostró con sus últimos La mirada crítica y el Laberinto de la memoria.

Hablar de nostalgia, sin estar limitado a la película de birria (o de barrio), es lo más deseable que pueden hacer los profesionales de la tele el sábado por la tarde. Y no sólo de recuerdos televisivos vive el equipo (Gran Hermano, 20 años de Telecinco, OT), también de copla, teatro y de otros grandes personajes y eventos de la historia escénica española.

Gracias a los colaboradores, imprescindibles para aderezar los vídeos-homenajes con datos y recuerdos vividos (el pasado sábado Pilar Eyre nos desvelaba el pasado falangista de su padre, Carlos Ferrando contaba las comidas a las que le invitaba Rocío Jurado...), el programa cierra homenajes a personajes que ya no tienen hueco en la televisión de hoy y que, sin embargo, serían noticia en todos los Telediarios a la hora de anunciar su adiós definitivo a la vida.

Lástima que olvidaran en aquel especial eurovisivo que hicieron hace unas semanas (cuando John Cobra aún no la había armado en la gala de TVE), que este año aspiraba al concurso la cantante que mejor puesto dio a España en los últimos 30 años: Anabel Conde y su segunda posición en Dublín con Vuelve Conmigo. Nunca es tarde para volver a ello.

Cierto es también que a ¡Qué tiempo tan feliz! le han guillotinado la última hora de la parrilla de tarde, justo ahora que le ponían nombre, pero de escoger con tino los temas y de continuar dando esas exclusivas (que lo son, aunque hayan pasado la tira de años), el tiempo podrá hacérsele eterno a Teresa y a su equipo.

Los recuerdos, a diferencia de las repetidísimas "películas NODO" de La 1, no envejecen mientras sus protagonistas estén dispuestos a revivirlos. A este homenaje al pasado le veo mucho futuro. Y de equivocarse mi bola de cristal es que la televisión ha perdido definitivamente el respeto a quien le dio vida durante tanto tiempo.

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