martes, 16 de febrero de 2010
Lo fingido verdadero
No comprendo esta fiebre actual por la realidad. La gente está obsesionada con ella, como si la realidad fuera lo único que importara o que existiera. Programas de telerealidad: a tutiplen, ocios donde buscamos realidades: vídeos de youtube grabados in situ, juegos virtuales que no parezcan virtuales, y conversaciones donde sólo nos centramos en la realidad: pasó ésto o me dijo aquello (nunca podría suceder tal otro, o "y si fuera")...
Roberto Ontiveros, adaptador de la telerealidad de consumo masivo en España, se ha convertido en un especialista en explotar el tema para la caja tonta. El padre del "Gran Marrano" hace ahora Generación Nini en "La Siesta". Ni lo veo ni me interesa. Pero descubrí este lunes entre las píldoras de "en próximos encuentros" a una chica que participó conmigo en un programa tongo de Canal 7.
En aquella época yo iba de periodista infiltrado a los sitios, haciendome pasar por actor, que a su vez se hacía pasar por un personaje para estos programas de "telerealidad". Ella hacía de la hermana de mi exnovia y al final se quedaba embarazada y no sé cuantas "realidades" más que en su día os conté...
Realidad, según la RAE: Existencia real y efectiva de algo.
Esta chica, que se ha quedado en lo de actriz, sigue sumando personajes esperpénticos y diálogos de cutrepeleas a su extenso curriculum televisivo reality. Los espectadores siguen creyéndola, singuen reflejándose en ella y en los cientos de "concursantes" que aparecen en estos programas "caza instantes de vida".
Ya lo pensaba antes, pero esta anécdota (real), refuerza mi idea: La mejor manera de tocar la realidad es hacerlo a través del arte y la imaginación. Y de eso en televisión realmente queda muy poco.
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