De repente aparece Ivonne Reyes y da el segundo premio más grande de la historia de la tele en directo en España. Yo, que ando tan perdido en estos concursos de tarde, descubro el vídeo del suculento premio y lo recibo como quien revisa una receta de Arguiñano:
Ese plano fijo sin enfocar al desaforado público, esa presentadora pasota que termina su sección a trompicones, esa iluminación de piscina infantil, ese leve acompañamiento musical de ambiente ascensoril, y lo que más me abruma del espectáculo: esa voz de concursante que apesta a Follonero.
No sé si el de La Sexta tendrá algo que ver o no en tan repentino derroche de euros, pero sí puedo asegurar que los concursos de madrugada han hecho un daño terrible al reparto de premios en televisión.
Ivonne, acostumbrada en su etapa gansa a sumar 10.000 pesetas por cada casilla de El juego de la oca , no conocía la tremenda cantidad que estaba "regalando". Más preocupada por su melena a la pestaña que por valorar la curiosa cifra que maneja, dejó caer el apoteósico final con un: "pásalo bien y disfrútalo".
Pensé que lo único aceptable que podía hacer la televisión de hoy era emocionarse con cada euro, pero ya veo que en verano y con un share de aguachirri no podemos exigirle ni eso.
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