martes, 16 de junio de 2009

Famosos anónimos



Comando actualidad consiguió máximo de audiencia la pasada semana con su programa ¿Los ricos también lloran? Me recuerda este especial, donde los personajes más clasistas endiosaban el derroche extremo, a otro que hicieron los Callejeros de Cuatro hace unos meses: Extra Lujo.

En aquel Callejeros, además de personajes como la peripatética protagonista del programa de La 1, apareció Simoneta Gómez Acebo, actual relaciones públicas de Cartier en Madrid y fija de la prensa rosa.

El buen gusto de los Callejeros de Cuatro se demuestra en su estilo. El programa habla con gente anónima, pero cuando aparece un rostro popular lo pasan por alto. No dan importancia al nombre sino a lo que ese rostro hace o cuenta.

Esa distancia, fundamental para atrapar al espectador, nunca debería haberla perdido la tele. Por Callejeros han pasado algunos rostros famosos: actores o presentadores que se han cruzado con los reporteros por la calle y que los han saludado en mitad de un reportaje, adquirieron siempre el protagonismo justo. Ninguno. Difícil de ver hoy un extremo semejante en un panorama televisivo que cuenta intencionadamente con las mismas caras para ganar (y aburrir) audiencia.

El ejemplo más digno en torno a este "cotilleo pasado por alto" fue el que dio Callejeros en su especial "Vivir con 400 euros". Contaban la vida de personas, en su mayoría ancianos, que tan sólo contaban con menos de 500 euros para llegar a fin de mes. Uno de éstos fue seguido desde un comedor social hasta su piso de alquiler, compartido con otras tres personas. La cosa no hubiese llamado la atención de no ser porque el hombre, de 73 años, comentó de repente que tenía a su hija en el armario.

Cuando el señor abrió la puerta, la cámara enfocó sendos recortes de periódicos y de revistas en los que aparecía una actriz.

- Ah, ¿su hija es Silvia Marsó?- preguntó la reportera.

- Sí, es mi hija- contestó el catalán.

Y pasaron a otro plano. ¡Excelente!

Siento haber hecho hincapié en esta historia, me gustaría haberlo pasado por alto, pero no se equivoquen: a mí no me toca hacer televisión (Dios me libre) sino hablar de la que los otros hacen. Y en este caso, muy bien hecha... ¡Quien pudiera ser un Callejero más y leer este análisis!

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