miércoles, 17 de junio de 2009

Este gag es la bomba




¿Por qué hay que reírse de ETA, con ETA, gracias a ETA, sobre ETA, a costa de ETA?, ¿POR QUÉ?

Y también ¿por qué no?, me contestaréis algunos. Aquí os lo explico:

Decía Woody Allen que el humor es una ecuación: Tragedia + Tiempo. Es decir, ahora nos podemos reír con chistes sobre Hitler, por ejemplo, pero en tiempos del Holocausto no tendrían ni puñetera gracia.

Esta semana he vivido como parte la polémica en torno a la entrevista del Follonero a Otegi. Había opiniones a favor, calificando al humorista de valiente e incluso de darle un tirón de orejas a la profesión periodística. Yo, junto con otros compañeros, sigo creyendo que el Follonero no le habría echado "tantos huevos" de haber sufrido un pepinazo abertxale en la puerta de su casa.

Ahora es el equipo de El Intermedio al que le ha dado por un gag más light para seguir chisteando con la banda. Lo llaman: ETA, el musical.



La cosa no deja de ser la broma fácil de karaoke poniendo una letrilla infantil a disposición de los abertxales y su modus operandi.

Cuando Wyoming levantó a media profesión en contra de su broma a Intereconomía, lo defendí y, por supuesto, me pareció lícito, incluso divertido, gamberro y con una finalidad. Sin embargo, estos gags de ETA, El musical, más propios de estudiantes de primero de Arte patéticovisual que de una cadena nacional, carecen de sentido, chispa y gracia. Aunque tiene pinta de que a ellos les parece de lo más trasgresor...

Señores "cómicos", ponerse un pasamontañas y versionar el "agradecida y emocionada" de Lina Morgan es lo más estúpido que han podido hacer ustedes en mucho tiempo.

A Chris Price , comentarista deportivo de la BBC, lo echaron por hacer un chiste con la tragedia de Barajas a escasos días del accidente. No hizo ni (xxx) gracia. Recuerden la ecuación de Allen: Tragedia+ Tiempo.

Con estos chistes, la Sexta intenta que olvidemos que ETA es una amenaza constante y presente. O ¿acaso se atreverían a emitirlo el mismo día de un atentado?

A los guionistas les parecerá la bomba, pero frivolizar con los que causan el terror impide que nos tomemos la realidad tal cual es: seria y preocupante. Al hacer caricatura se emblandece el asunto, incluso se recibe un aire entrañable o de buen rollo donde solamente debería haber desprecio, ostracismo y, si me lo permiten, censura.

La banalización con el terror podrá hacer reír a algunos, en mi opinión descerebrados (no cachondos), y esas risas de hoy desgraciadamente pueden congelárseles mañana. Cuando el gag les explote saliendo del curro.

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