Entiendo que se puede hacer humor con cualquier cosa, o como diría Buenafuente “con cualquier cosa que provoque el hombre”, pero hay que saber hacerlo, oiga.
Lo del follonero del domingo en La Sexta fue lamentable. Decir desafortunado es poco. El amigo de Buenafuente se juntó con Arnaldo Otegi para echarse unas risas.
FOLLLONERO -¿Condene usted la violencia, no?
OTEGI - No creo que ese sea el camino...
FOLLONERO - Venga, hombre, condene usted la violencia, aunque haya que echarle huevos pero seguro que hace a mucha gente muy feliz...
Quizá los dirigentes de La Sexta hayan visto gracioso o necesario este sórdido sketch donde la miserabilidad y bajeza humana encubierta en humor ha dado rabia, impotencia y tristeza al espectador de su canal. Eso sin ser víctimas directas...
Sorprendente que El follonero fuera después con la cinta, como aquel adolescente que lleva la noticia de la última gamberrada que ha hecho, a mostrársela a dos profesionales al margen del chiste y del espectáculo: Ansón y Montserrat Domínguez.
Él dijo que lo emitieran, ella dijo que eso no se debía emitir. Dio lo mismo: la broma era tan degradante que enturbiarla con dos manifestaciones tan sinceras sobre la libertad de opinión y el terrorrismo no hicieron más que ensuciar la truculenta hazaña. El mal ya estaba hecho y se empeoró banalizándolo, como si de un asunto del corazón se tratara.
El folllonero, y su jefe Buenafuente, deberían saber quién es Otegi, que lo desconocen. Deberían saber dónde están los límites en el humor político, deberían de dejar de usar el buen rollito con determinada gente si no quieren que los veamos como uno de ellos. Y lo más básico, deberían saber hacer bien un gag. Los Monty python, el equipo de Vaya Semanita o hasta Jaimito Borromeo, si me apuran, han usado el terrorismo para hacer un chiste, pero lo han hecho desde la barrera y con conciencia.
Quizá el absurdo o el surrealismo ayude, pero el cara a cara con alguien que se ríe de los muertos de la banda y de sus familias, no le puede hacer gracia ni a su....
Pongan un “Pí”, donde nunca debió existir este programa. NO EN MIS PALABRAS.
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