viernes, 20 de octubre de 2006
La antigua casa
Él, el maestro del periodismo. Ella, la entrevistadora sin pelos en la lengua. Reivindicativos, audaces y sinceros.
Así eran. Mis recuerdos se quedaron noqueados cuando haciendo zapping este jueves por la noche los vi por distintas cadenas y con resultados tan dispares. Jesús Hermida merece el éxito que está teniendo su programa. Mercedes Milá, no.
El bueno de Jesús, siempre me ha parecido indulgente, pone ese entusiasmo engatusador a cada bloque de imágenes que forman nuestro recuerdo. No es que el maestro del periodismo se esté deslomando a trabajar con este nuevo programa, pero tampoco resulta un mero busto parlante. Es lo que Hermida necesitaba. Un programa amable, sin esfuerzos, y que deje a un lado las palabras, que a él siempre le han gustado tanto, para dar paso a las imágenes.
A la triste de Mercedes ya no hay quien se la crea. Sus frases con agudo soniquete ya no resultan interesantes, sino patéticas “atención, chicos, que me ha llegado el sobre….”, “¿Pero cómo me dices esoooooooo?”, “No me lo puedo creeeeeeeer”, ¿de verdad piensas eso, chatoooo”… La señora Milá resulta ya poco estimulante. Aunque para vendedora de feria no tendría precio. Y no me la imagino viendo el canal 24 horas de GH o conectada a los foros todo el día, como bien presume de ello.
Mercedes, como Jesús, fueron verdaderos monstruos del periodismo. Puras máquinas de la comunicación. Ahora, que ya son maduritos, los imagino llegando a su casa tras las grabaciones y dedicándose a leer, a escuchar música y a escribir su libro de memorias.
A ambos les debe de asustar el nuevo rumbo que su antigua casa, la tele, está tomando. Los formatos que presentan se les quedan cortos. Andan encasquetados, y saben que sus programas (G.H y La imagen de tu vida) podrían ser presentados por cualquier azafata del telecupón. Tiene que ser duro saber lo que has sido y para lo que te quieren ahora.
Sin embargo, el paso del tiempo y el poder del dinero han creado un gran muro entre ellos. La diferencia está en que Mercedes trata de convencerse a si misma que GH sigue siendo un modelo de televisión único, irrepetible y ejemplarizante. Intenta hacer creer a su audiencia, a los que la hemos seguido con admiración, que su trabajo MERECE LA PENA.
Jesús, por su parte, ha renunciado a dar explicaciones y ha sido consecuente. El periodista ha preferido esperar a que le lloviera esta oferta porque entiende que cualquier tiempo pasado en la televisión fue mejor y él aún desea transmitírnoslo.
Mercedes Milá (22-05-2000):
'Estoy sinceramente convencida de lo que hago. Las críticas entran en el sueldo'.
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