sábado, 28 de enero de 2006
Pulso contra el minotauro
Un periodista que quiere contar su verdad sobre un concurso de televisión. Un hecho sin precedentes desde la llegada de la democracia:
Por primera vez en la historia de este país, se secuestra un libro sin llegar a su publicación.
Hasta ahora, una portentosa fianza de 500.000 euros había sido suficiente para retrasar las citas judiciales.
Aproximándose la resolución judicial final, la tela de intereses se enmaraña de tal modo, que el periodista comienza a sospechar de sus aliados.
La última hora de la lucha contra el minotauro la cuenta su protagonista de primera mano.
Colaboración especial de Wayne Jamison para ELECTRODUENDE:
Es un día raro. Un gazpacho de sensaciones y sentimientos se agolpan dentro de mí. Siento asco y decepción. También algo de ansiedad. Me he dado cuenta de que mi pulso contra el minotauro es aún más complejo y duro de lo que pensaba. Lo que no sé ahora es si mi lucha es también contra algún otro enemigo que hasta ahora había aparecido como aliado cuando su sitio está realmente en el bando contrario.
Allá cada uno con su conciencia. Es hora de jugar mis cartas y de hacerlo con algún as que tendré que mantener guardado hasta el momento adecuado. Eso sí, siempre con un mismo fin: conseguir que mi verdad sobre OT acabe viendo la luz.
Bueno, mi verdad y la de otros muchos, principalmente jóvenes aspirantes a estrellas que han conocido la cara menos amable de un concurso de televisión que, sobre todo en su primera edición, acabó convirtiéndose en un auténtico fenómeno social, mediático y musical. Nunca pensé que esta lucha, que me vino dada y a la que no pensaba dedicar más tiempo que el necesario para escribir un trabajo periodístico, llegase a ser tan amarga.
Pero ‘estimado’ minotauro y posibles falsos aliados, podéis tener algo seguro: aún tengo fuerzas para seguir luchando. Y, sobre todo, verdad y conciencia, dos armas de las que seguramente vosotros carecéis en esta batalla. Vale que no tengo ni vuestro poder ni vuestro dinero, pero es que jamás he aspirado a tenerlo, y eso es algo que mis posibles falsos aliados saben muy bien.
Es el momento de que quienes me han preguntado durante todos estos meses qué ha sucedido con mi libro y sobre los motivos reales que han derivado en su secuestro cautelar por parte de un juzgado de Barcelona a petición de Gestmusic, productora, entre otros programas, de Operación Triunfo, conozcan con mayor profundidad cuál ha sido el proceso y las razones argumentadas por unos y otros. Y de que conozcan todos también qué ha sucedido en las últimas horas para sentirme como me siento y pensar lo que pienso.
Empezaré por el final: lo sucedido en las últimas horas.
[Wayne Jamison] El pasado jueves 19 de enero recibí la llamada de una de las responsables del despacho de abogados de Madrid que nos ha estado representando a la editorial, a la coautora del libro, Patricia Mansilla, y a mí en lo que llevamos de proceso judicial desde que Gestmusic pidió (finales de junio de 2005) el secuestro cautelar de nuestro libro y un juez lo aceptase a cambio de que la productora depositase medio millón de euros de fianza. El objetivo era comunicarme que se ha fijado el día 9 de marzo, a las diez de la mañana, como fecha para la celebración de la audiencia previa al juicio.
También, para pedirme una dirección a la que poder enviarme el escrito definitivo que habían redactado para oponerse a la demanda presentada por Gestmusic.
Y, por último, para avisarme que me enviaría igualmente ‘la nota de provisión de fondos a cuenta y como adelanto de los honorarios profesionales que se devenguen y por las actuaciones llevadas a cabo’.
La nota de los honorarios me ha llegado hoy lunes 23 de enero. Asciende a 15.000 euros más iva; es decir, 17.400 euros, de los que, según señalan, me correspondería pagar una tercera parte (otra a la coautora y la otra a la editorial).
La sorpresa ha sido mayúscula. Nunca hasta hoy había tenido conocimiento de la cuantía de esos honorarios. Tampoco nunca, en este caso hasta el pasado mes de diciembre, la editorial me había ‘insinuado’ que yo también tendría que hacer frente a este tipo de pago. Fue entonces cuando, evidentemente, realicé una serie de consultas a diferentes profesionales.
Considero que no debo pagar la tercera parte de 17.400 euros. No creo que deba hacerlo, más allá de que no dispongo de esa cantidad, por varios motivos, algunos de los cuales detallo a continuación:
-El secuestro cautelar del libro se produce a petición de Gestmusic por un anuncio publicado en la página web de la editorial. En él se avanzaba el próximo lanzamiento de ‘OT La cara oculta de Operación Triunfo’ y se incluía una pequeña sinopsis de la obra de apenas una veintena de líneas.
Ni la productora ni el juez que decretó el secuestro tenían otro fundamento que no fuese esa sinopsis, porque el libro no había visto la luz aún. Esa sinospsis NO la escribí yo, sino la editorial. E incluyó en la misma un término, el de amaño, que yo jamás empleo como propio en mi trabajo.
Eso sí, al llegar el primer requerimiento de Gestmusic, la editorial rectificó y lo borró. Por tanto, entiendo que nada de esto hubiese pasado si no se hubiese escrito ese avance en la web de la editorial. A pesar de todo, nadie podrá negarme que he sido quien más se ha implicado y quien con más vehemencia he defendido nuestra posición a favor de la publicación de la obra.
- Nunca, hasta hace unas semanas, nadie del despacho jurídico ni de la editorial, ambas firmas muy vinculadas entre sí ya con anterioridad, se me habla de honorarios ni nada por el estilo. Y de haberlos conocido, me habría opuesto.
- ¿Qué servicios ofrece una editorial a un autor cuando adquiere los derechos para la publicación de un libro? En un periódico, al menos en el que trabajo y el resto que conozco, es la empresa la que defiende a su trabajador cuando llega una denuncia por un artículo o reportaje publicado.
¿Cuál es, por tanto, el beneficio de una editorial al editar y poner a la venta un trabajo?
Conozco cuál sería el mío cuando logre ver la luz ‘OT La cara oculta de Operación Triunfo’: el 10 por ciento del precio de venta de cada ejemplar a repartir con la coautora.
- La única vez que yo he mantenido un encuentro en persona con el abogado o alguno de sus colaboradores fue el pasado 18 de julio, y fue con motivo de la celebración de una vista oral celebrada en Barcelona precisamente con motivo del secuestro cautelar de la obra. Después, la comunicación se limitó a una serie de llamadas telefónicas, ese mismo mes, tras la petición del juez de identificar a la coautora, que cabe recordar que firma con pseudónimo.
- El 8 de agosto, el juez confirmó el secuestro cautelar por motivos que serán detallados más adelante. Me llamó la editora para comunicármelo y me dijo que al día siguiente me llamarían para preparar el recurso. Ese día siguiente tardó en llegar más de un mes. Hasta bien entrado septiembre no vuelvo a tener noticias suyas. Entonces, la editora vuelve a llamarme para pedirme un nuevo poder notarial para recusar al juez. La justificación de esa recusación se fundamenta en la improcedencia de la apertura de una pieza correctora decretada por el juez contra nuestro abogado.
- Ese mismo día de septiembre, posiblemente pecando de idiota, realizo una propuesta a la editora: escribir un segundo trabajo con los nuevos testimonios, documentos, contratos e información que me había llegado tras saltar a la luz pública el secuestro del primer libro. Mi planteamiento es que este nuevo trabajo (parte del cual es el que he comenzado ahora a colgar por capítulos en Electroduende) podría ser como una especie de segunda parte del primero y que podría ver la luz antes de que finalizase el año. Incluso ofrezco que los posibles beneficios que pudiese generar ese segundo libro fuesen destinados a cubrir cualquier gasto que pudiese generar el proceso judicial surgido por el secuestro cautelar del primero. La editora responde que le parece bien y que me ponga manos a la obra, que lo comentará con su socio de editorial y que ya fijaríamos una fecha para reunirnos y terminar de concretar. Volvió a decirme que al día siguiente me llamaría. El día siguiente tardó de nuevo más de un mes en llegar.
- No vuelvo a saber nada hasta el 7 de noviembre (lo recuerdo porque coincide con el cumpleaños de mi padre). La editora me llama para comentarme que ha entrado un escrito de Gestmusic en el juzgado en el que avanza los motivos por los que mantiene su petición de secuestro y por los que presenta una demanda contra nosotros. ‘Te enviamos una copia por mensajero’, me dice. Del segundo trabajo, que por aquel entonces ya tengo prácticamente acabado después de haberme encerrado en casa varios días para escribirlo, no dice nada. Soy yo quien vuelve a recordárselo. Me comenta que sí, que lo ha hablado con su socio y que tiran para adelante con él. ‘Mañana te llamo y quedamos un día para vernos’, me dice.
- Ni el 8 de noviembre, ni el 9, ni el 10… No vuelvo a saber nada de la editora hasta después del puente de la Constitución, ya avanzado el mes de diciembre. Tampoco me habían enviado por correo copia del mencionado escrito de Gestmusic, tal como me habían dicho.
- Ese día, el motivo de la llamada es para comunicarme que el día 5, justo una semana antes, había llegado la demanda de Gestmusic y que tendríamos que tenemos 20 días para presentar recurso. ‘¿20 días?’, le pregunto incrédulo. ‘¿Cómo es posible? Pero si ha pasado ya una semana y no me habiais dicho nada. ¿Ahora hay que ir deprisa y corriendo?’, vengo a preguntar. ‘Es que el procurador se ha despistado con esto del puente’, es más o menos la respuesta que obtengo. He de decir que ese día sí hablo con el abogado por teléfono, después de aproximadamente cinco meses sin hacerlo.
- El recurso se acaba redactando después de sucesivas conversaciones telefónicas entre nosotros y de sucesivos envíos por mi parte de documentación e información que es incluida en el escrito. Un apunte al respecto: más del 90 por ciento del volumen de documentación, contratos e información ahí incluida la aporto yo.
- Y hasta aquí la cronología a grandes rasgos. Podría añadir más razones para sentirme como me siento, como la sensación de que he sido el único que ha luchado realmente por la defensa pública del trabajo, sin el apoyo esperado por parte de algunos, pero de momento considero que es suficiente con los argumentados.
Mis siguientes capítulos de OT callas OT callo en Electroduende los dedicaré a relatar cómo ha sido el proceso judicial hasta ahora y explicar los motivos empleados por las diferentes partes para defender sus respectivas posturas.
No pretendo ni busco ningún tipo de apoyo o compasión. Soy plenamente consciente de que esta lucha la tengo que librar yo solito, de que ha llegado el momento de tomar la iniciativa y decidir qué pasos debo dar a partir de ahora y cómo, cuándo y qué cartas debo jugar. Insisto en que lo único que me motiva en esta especie de cruzada que parece que mantengo es conseguir que mi verdad y la de otros muchos acabe viendo la luz. Sigo convencido de que es de justicia en la época en la que estamos.
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