Por Bosco Palacios:
Ave María Purísima. La monja que lo está petando por la tele como Ocho apellidos vascos en el cine tiene nombre brillante: Sor Lucía.
Sor Lucía Caram ha aterrizado en la tele recientemente para enseñarnos que Dios es de izquierdas y que el mensaje cristiano está contra el capital.
La enemiga natural de nuestra bruja Avería (Viva el mal, viva el capital) es actualmente esa invitada estrella de la que ningún programa de denuncia social que se precie puede presencindir: El Follonero, Risto, Hable con ellas, debates de la Sexta y, sobre todo, Las Mañanas de Cuatro. El mensaje de Jesús hay que divulgarlo...
Y es que Sor Lucía es habitual del espacio de Jesús Cintora, cogiendo así el relevo de otro rostro popular que venía siendo hasta ahora el protagonista de la denuncia convincente: Miguel Ángel Revilla. Y si el exPresidente de Cantabría ya lo consiguió, ¿para cuándo un espacio propio para ella sola?, ¿como título "A Dios rogando y con el mazo dando"?
Desde luego ese es el mensaje que Lucía pregona por las teles. Harta del conformismo y del silencio de la institución a la que pertenece, Caram aparece en cada entrevista enfadada por la corrupción, la prepotencia y el silencio obsceno al que los políticos están sometiendo a la población.
Una población que ella conoce bien de cerca puesto que diariamente atiende a miles de personas necesitadas que desesperadas acuden a su comedor ya que el Estado no hace ya por ellas nada. ¿Esa es la recuperación del país que desde el PP nos venden ahora de cara a las Europeas? Caram da la cara y lo niega, cuenta su experiencia y va más allá.
Lucía vive el sufrimiento a pie de calle y hace política en la tele, es la santa oposición a los poderosos, es el mensaje de Cristo andante y televisado. Los de las ondas saben que su exigencia y claridad, convence, seduce e interesa. ¡La Santa revolución!
Además de buena y luchadora, Sor Lucía tiene buena retórica para remover los corazones. Ya están tardando los de la tele en darle formato propio y así hacer entender al gran público que hay otra vida religiosa televisiva tras la que en su día protagonizó el Padre Apeles que hasta tuvo programa propio, aquel infumable Cita con Apeles.
Esta vez los tiempos han cambiado, lo trasgresor ya no es el cura que se pelea con cualquiera, sino la monja que va directa contra el poder. Sor Lucía ya lo dice así de claro en sus intervenciones: "Antes le pedía a Dios y ahora le pido a todo Dios". Ella es el mensaje y está en el camino correcto. ¡Aleluya Sor Lucía! El mensaje de Jesús y amén.
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