La Academia de la Televisión ha puesto a Concha García Campoy en su sitio, en su trono. Ella, una de las periodistas que marcó estilo en nuestra tele, falleció tan joven que casi da pena mencionarlo: 54 años de edad. Una injusta tragedia.
Para los de la Academia son "la independencia, elegancia y el modelo de superación reflejados en su
trayectoria" motivos por los que este premio, dotado con
30.000 euros, ha recaído en la periodista.
A pesar de que Concha es una mujer de tele, nunca dejó de lado la radio, su otra especialidad. Pasó prácticamente por todas las emisoras. Desde la desaparecida
Antena 3 Radio hasta Onda Cero, donde dirigió La Brújula u Hoy es domingo.
Concha Velasco es en la interpretación, lo que Concha García Campoy era al periodismo. Grande. Solo su presencia hacía grande a la profesión, en todos sus ámbitos.
En 1999 volvió a la tele con uno de sus programas más recordados: La gran Ilusión, mítico contenedor de cine patrio de Telecinco. Años más tarde, volvería como la nueva gran apuesta matinal del nuevo canal de PRISA: Las mañanas de Cuatro, donde intentó realizar un magazine joven y dinámico que contó con colaboradores como Gonzalito Miró o un recién llegado Aitor Trigos. No funcionó.
Ya en su última etapa volvió a Telecinco. La privada quería contar con los mejores profesionales entre sus filas y blindó a Concha para sus informativos. Acabó enfocando la Mirada Crítica con su peculiar encanto.
Una profesional casi transparente a la que todo el mundo
admiró y que no se llevó ni un solo enemigo dentro de la profesión. Un
saber estar para un nombre que hoy vuelve con fuerza a lo más alto. Gran premio.
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