Esta semana llegó a los cines Paranormal Activity 3, la tercera entrega de la saga de bajo presupuesto sobre casas embrujadas. La historia es prácticamente la misma que en las dos anteriores, como cabría esperar: la pareja con hijos que notan una presencia extraña en la casa y que graban todo con cámaras para ver qué sucede mientras ellos no están o mientras duermen.
Pese a que haya críticos que la hayan calificado como la mejor de la saga, se trata sin duda de la más floja, principalmente porque la forma de dar miedo de las dos primeras (puertas que se cierran, objetos que se caen inexplicablemente... ) en esta se torna prácticamente en una sucesión de sustos a lo Scream. Aunque quien quiera pasar un mal rato en el cine harán bien acercándose a las salas.
De hecho, y pese a lo repetido de la fórmula, la cinta está arrasando en todo el mundo y el pasado fin de semana logró una recaudación de unos 57,6 millones de euros, cuando costó sólo 5 millones su realización.
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