El público patrio sigue respaldando mayoritariamente el Festival de Eurovisión. Haga lo que haga este país y llevemos lo que llevemos, porque muchos ni se enteran del tema que mandamos hasta que lo ven. Y, por supuesto, independientemente del batacazo que nos peguemos y de lo poco que nos apoyen desde fuera.
La gallega, muy lista ella, era consciente de que movilizaría el voto gallego y así nos llevamos los doces de Francia y Portugal. Total, sólo había que andar un poco con el móvil en la mano y conectar con el televoto vecino. Pero por lo que respecta al resto de países, pocos entendieron "la alegría" de nuestro tema. Y es que este año a Lucía no le "ha bailao" ni Jimmy Jump.
De haber sido Lucía de la tierra de Cervantes o de Las Ketchup nos habríamos comido el último vagón del furgón de cola, pero el pulpo Paul se disfruta mejor en la Rías Baixas y apunto se estuvo de volcar los pronósticos de las apuestas. Lástima que desde la luna no se dieran votaciones, porque de todos es sabido que allí también hay mucho "Perez-oso".
Lo bueno de llevar un tema con el que no vayamos a muerte, aunque tampoco estuvo mal la apuesta, es que se disfruta del festival en todo su esplendor y se pone más atención a las propuestas de los otros. Las que más llamó la atención de esta Tele de Cristal fue sin duda la cancion que quedó en segundo lugar (somos fans de este puesto desde que Karina, Mocedades y Anabel Conde lo ocuparan), la Italiana.
Italia regresó al festival con la Carrá al frente de su televoto con un tema que nada tenía que ver con las horteradas que se colaron en el Top 5, incluida la ganadora. Otras que nos gustaron fueron Rumanía y Serbia, con una canción muy pop, en idioma local y en plan "Supernenas" . Todos se lucieron y quedaron mejor que nuestra representante, quien ya amenaza con volver "¿dónde hay que firmar?", declara. Atrevida.
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