Presuntos

Por IVÁN REGUERA. Al ver la última película de Carlos Iglesias enlazada en un blog sólo cuatro días después de su estreno, alguien en EGEDA (productores de cine y televisión) llamó a la policía, que llegó hasta el académico Manuel Sirgo. Y fue detenido junto a dos empleados suyos.

Sirgo ha sido puesto en libertad y también manteado en Internet. Yo mismo me hice eco de su presunta cagada sin esperar a tener más información. Mal hecho. Ahora la Academia de Cine ha hecho público un comunicado respaldando al académico. Según su comunicado, «la clave para ver las películas con el programa de streaming Veomac, de la que dispone por su condición de académico, le fue sustraída a Sirgo de sus efectos personales, presuntamente por un colaborador de su productora». Además, la Academia lamenta «profundamente el daño moral y profesional que se ha causado a Manuel Sirgo y apoya su presunción de inocencia, derecho constitucional que debe ser respetado en todos los casos».

Nada nuevo. Los medios juntan las palabras académico y detención y ya lo tienen. Notición. Y nosotros, los amigos de la red social, les seguimos y copia-pegamos sin esperar.

Este caso muestra tres cosas inquietantes. Primera: despotismo policial. A este señor le han tratado como a un peligroso criminal, deteniéndolo en su oficina y teniéndolo encerrado todo el día cuando al parecer al que han robado es a él. Segunda: la Policía Judicial de Madrid apresó a alguien que puede no ser el que colgó las películas. Tercera: En este caso no ha habido ánimo de lucro porque no se cobraba por las descargas.

No me gusta pensar que vivo en un estado policial. Ni me gusta que llamen a esto robo sólo porque la película descargada no estaba estrenada. Tampoco me gusta que porque la Academia tenga claves tan poco secretas (o un académico un poco golfo, ya veremos) estemos siendo testigos de estas arbitrariedades judiciales. Puede que atropellos. No todo debería valer, y menos esta forma de actuar, para defender a los productores.